_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La balanza

IMANOL ZUBERO Hay quienes nunca salen a la calle sin su balanza de dos platillos. Se trata de un instrumento sumamente útil para evitar el compromiso. ¿Que les das algo a sopesar? Lo colocan en un platillo, ponen en el otro alguna otra cuestión, lo equilibran y ya está. Lo uno compensa a lo otro. Sí -te dirán-, es verdad que las tertulias de la radio pública vasca se han convertido en El Álamo del nacionalismo, pero, ¿qué me dices de las tertulias de las emisoras estatales? O te dirán: no es que me parezca bien que nombren inspector de trabajo a Barrionuevo, pero ¿y lo de Josu Ternera en la comisión de Derechos Humanos? Siempre hay un GAL que contrapese a una ETA, un contencioso histórico que contrapese al terrorismo, un asesinato que contrapese a una tortura, una declaración insultante que contrapese a otra declaración insultante... No es que les parezca bien, es sólo que no consideran apropiado sopesar cada vez una sola cuestión, valorarla en sí misma y manifestarse al respecto. Algunos llaman a esta operación "contextualizar". Hay quienes confunden diariamente equidistancia con equidad. A este tipo de personas les das una romana, con la que sólo puedan pesar una cosa cada vez, y se mueren del susto. Pretender que te digan lo que piensan sobre este asesinato, sobre esta amenaza a un concejal, sobre este negocio arrasado por los ponches, sin ponerlo en relación con otra cosa que lo compense, es una tarea imposible. Creen que repartir justicia es, literalmente, dividir la justicia entre todos aquellos que reclaman el reconocimiento de sus derechos. Transmiten la impresión de que el de la solidaridad y la compasión es un juego de suma cero, de manera que si das diez a las víctimas es a costa de quitar diez a los presos. En esta mi Iglesia vasca ha causado más preocupación y más debate la declaración frívola de algún tertuliano sobre José María Setién que el documento de las víctimas del terrorismo en el País Vasco manifestando doloridamente su sensación de desamparo. Las víctimas... Qué tendrán las víctimas del terrorismo para que tanta gente desenfunde su balanza tan pronto como aquellas se muestran. Menos mal que hay presos que poner en el otro platillo y así contrapesar las demandas de las víctimas. De lo contrario, ¡qué compromiso! (Sí, ya sé que otra gente hace la misma operación utilizando a las víctimas como contrapeso para mantener la dispersión de los presos, pero ahora no voy a hablar de eso. Que me lo recuerdes es un ejemplo más del uso de la balanza, nuestro deporte nacional). Reflexionando sobre lo que significa Auschwitz para el cristianismo el teólogo alemán Johann Baptist Metz ha dicho: "Tengo la impresión de que la teología cristiana intentó desde un principio suavizar o paralizar la cuestión, que acompaña a todas las tradiciones bíblicas, de la justicia para con los que sufren sin culpa. Y lo hizo transformando esa cuestión de la justicia para los que sufren sin culpa por la cuestión de la salvación de los culpables. Dicho de otra manera: la soteriología había de sustituir, o hacer simplemente innecesaria la teodicea". La Iglesia vasca se ha mostrado incapaz de elaborar una teodicea en torno al fenómeno de la violencia. No ha sabido encontrar una palabra propia referida al injusto sufrimiento generado por la violencia de ETA. Ha hablado desde la política o desde la ética. No ha dicho nada que no hubiera sido dicho anteriormente por algún partido político o por algún movimiento social. Se ha limitado a apropiarse de las palabras de otros y por eso mismo su palabra no ha sido apropiada, ha resultado casi siempre inapropiada. Ahora vuelve a mostrar su incapacidad para plantearse la tragedia de las víctimas cuando se empeña en salvar a todos, víctimas y victimarios, a la vez. Se ha propuesto como tarea salvar a los culpables y tirando de balanza ha colocado culpables que salvar en los dos platillos. No es que eso este mal. Tan sólo es irrelevante.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_