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Unos obreros hallan un esqueleto humano en un baúl oculto en una buhardilla deshabitada de Latina

Los obreros que limpiaban el edificio marcado con el número 1 en la calle de Maldonadas (Latina) hicieron ayer un macabro hallazgo: en la buhardilla del sexto piso encontraron un viejo baúl que escondía en su interior los restos de un esqueleto humano al que le faltaba el cráneo. El extraño descubrimiento ocurrió a las diez de la mañana. Los obreros de la compañía Tagasi, contratada por los dueños para limpiar y posteriormente rehabilitar el edificio, alertados por el hedor que desprendía el baúl, decidieron abrirlo.En el interior del arcón, de un metro de largo por 50 centímetros de ancho y 60 de alto, se hallaba el esqueleto, del que hasta ahora se desconoce su procedencia. Los restos fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense para su análisis. Tras una breve inspección ocular, la policía, que aún carece de una hipótesis oficial para explicar lo acontecido, señaló que los despojos podían llevar varios años en ese lugar y que la desaparición del cráneo constituía un misterio. Un miembro de la compañía Tagasi dijo que las obras de limpieza, previas a la rehabilitación del inmueble, se están realizando desde hace 10 días. "En ese lapso", dijo, "hemos sacado kilos y kilos de basura, y más de un baúl viejo".

Refugio para drogadictos

La buhardilla donde se encontró el esqueleto llevaba mucho tiempo deshabitada. En realidad, funcionaba como un trastero al que tenían derecho los inquilinos del edificio.

Sin embargo, los vecinos decidieron no utilizar este habitáculo porque con cierta frecuencia se refugiaban allí personas que no tenían techo o que consumían drogas, según contó Gregorio F., inquilino del inmueble.

A este vecino, el siniestro hallazgo ni siquiera lo inmutó. "Lo que me extraña es que no hayan encontrado más muertos", dijo. "Yo creo que eso se esperaba, la verdad es que aquí pasaban muchas cosas raras", agregó.

Gregorio F. explicó que el edificio no tiene ningún tipo de vigilancia y que su avanzado deterioro ha atraído a "indeseables". Más de una vez, contaba, los vecinos han escuchado trifulcas descomunales que provenían del sexto piso. Los gritos e insultos eran constantes. Pero nadie, según este vecino, podía hacer nada. Ni siquiera la policía, que acudió en múltiples ocasiones ante las denuncias de los inquilinos. "Siempre, al cabo de un tiempo, estas personas de la calle volvían a aparecer", dijo Gregorio, de 63 años, casi los mismos que lleva viviendo en el edificio. "Este edificio es muy viejo. Yo me acuerdo que hace muchos años los porteros que venían se instalaban en la buhardilla con sus familias. Que yo recuerde, pasaron unos cuatro por aquí. Pero desde hace mucho tiempo no hay portero", contó.

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Después, la buhardilla se convirtió en tierra de nadie. De hecho, es un habitáculo oscuro y frío en el que "no se puede vivir mucho tiempo", según explicó otro vecino. Pero cualquier persona podía entrar al sitio. "Eso no tiene ni llaves ni cerradura. Basta con una patada para que cualquiera abra la puerta", señaló Gregorio.

Las obras de rehabilitación del edificio continuarán durante los próximos seis meses.

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