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Aznar, dispuesto a recurrir a una mediación de Pujol entre el Gobierno central y el PNV

Jordi Pujol expondrá hoy a José María Aznar su disposición a contribuir a engrasar las difíciles relaciones entre el Gobierno y el PNV a propósito del proceso de paz en el País Vasco. Aznar no vería con malos ojos una mediación de su principal aliado parlamentario, el presidente catalán, si éste se ofreciera a ello en la reunión que ambos celebrarán hoy en La Moncloa. Pujol recibió ayer en Barcelona al lehendakari, Juan José Ibarretxe, y el viernes se vio con el líder del PNV, Xabier Arzalluz. Aznar quiere aprovechar la cita con Pujol para subrayar la idea de que el Estado no se enfrenta a un bloque nacionalista o que, en todo caso, el nacionalismo catalán no participa de él.

Pujol entrará esta mañana en el despacho de Aznar con una buena dosis de información de primera mano sobre cómo encaran los nacionalistas vascos el proceso de paz. Además de sus recientes entrevistas con Ibarretxe y Arzalluz, Pujol cuenta con sendos informes de sus consejeros de Gobernación y de Trabajo, Xavier Pomés e Ignasi Farreres, sobre la larga conversación que éstos mantuvieron con el líder de Euskal Herritarrok, Arnaldo Otegi, en una cena celebrada en Barcelona el 1 de febrero.Con este equipaje, y aunque el principal objetivo de Pujol es hablar sobre los Presupuestos del año 2000, el presidente catalán comunicará a Aznar la disposición de los nacionalistas catalanes a ayudar en la medida de sus posibilidades a recomponer las maltrechas relaciones entre el Gobierno del PP y el PNV, según confirmaron ayer fuentes del Gobierno de la Generalitat. "Haremos todo lo que esté en nuestra mano, pero nadie debe olvidar que los que realmente tienen que actuar son el Gobierno central y el vasco", señaló un miembro del Ejecutivo catalán.

Aznar, por su parte, no se opondrá a un eventual papel mediador de Pujol, pero la iniciativa no partirá del presidente del Gobierno, que aún mantiene algunos cauces de relación con el Ejecutivo vasco y el PNV. Con el primero, a través del lehendakari Ibarretxe, y con el segundo, por medio de las relaciones parlamentarias entre el vicepresidente Francisco Álvarez Cascos y el portavoz parlamentario del PNV, Iñaki Anasagasti.

Pujol expresó ayer mismo, tras entrevistarse con Ibarretxe, su pleno respaldo a la actuación del PNV, justo cuando este partido es acusado desde el Gobierno del PP y desde el PSOE de dejarse arrastrar por los intereses de EH. Fuentes del Gobierno catalán indicaron que Pujol prevendrá a Aznar del peligro que entraña para el proceso de paz el mantenimiento de las malas relaciones entre el Gobierno y el PNV. Pujol recordó el ejemplo del Ulster para cimentar su convicción de que el proceso de paz en Euskadi no será fácil ni rápido, tras lo cual pidió grandes dosis de "comprensión" a todas las partes. "Un coche lanzado a 180 por hora no se frena en 25 metros", ilustró.

Mientras se producía esta entrevista trascendía que el PNV, EH y EA trabajan por separado en la elaboración de tres documentos en los que se aboga por la desaparición de todo tipo de violencia en la "fase de resolución del conflicto", aunque sin aludir expresamente a la lucha callejera . Estas formaciones tienen intención de "cruzarse" los textos para llevar uno consensuado al pleno del Parlamento vasco que se celebrará el jueves. Su intención es sustituir en la proposición no de ley del PSE-EE la alusión a que la resolución del conflicto se realice "en unas condiciones de ausencia permanente de todas las expresiones de violencia". La propuesta de EH llevaría, según informó Tele 5, esta redacción: "Un desbloqueo del actual proceso político privaría de cualquier explicación a estas actuaciones que, respecto de organizaciones políticas y sociales y representantes electos en diferentes ámbitos institucionales, se han venido produciendo".

Aznar pretende aprovechar su reunión con Pujol para realzar ante la opinión pública la imagen de estabilidad que ofrece su relación con su aliado catalán, así como el mensaje de que la conflictiva relación con el PNV no se extiende a los nacionalistas catalanes. Fuentes gubernamentales enfatizaron el "papel positivo" de Pujol durante los últimos conflictos entre el Parlamento vasco y el Gobierno. Se refirieron a la declaración de Pujol de que los nacionalistas catalanes no impulsarán una asamblea de municipios de habla catalana ni invitarían a los exiliados kurdos a reunirse en el Parlament.

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El Gobierno abriga la esperanza de que se produzca una reacción en el seno del PNV contra la línea oficial de seguimiento del Pacto de Lizarra. "Apreciamos algunas voces de contestación en la sociedad vasca", comentaba una fuente de La Moncloa.

Mientras tanto, los ministerios de Asuntos Exteriores, Interior y Administraciones Públicas prosiguen en la preparación de un recurso de inconstitucionalidad contra la decisión del Parlamento vasco de acoger en su foro a los exiliados kurdos. El Gobierno se inclina por una fórmula que combine "la eficacia con la defensa del principio de que la política exterior es competencia exclusiva del Ejecutivo". Fuentes del Gobierno aluden al artículo 161.2 de la Constitución, que señala: "El Gobierno podrá impugnar ante el Tribunal Constitucional las disposiciones y resoluciones adoptadas por los órganos de las comunidades autónomas. La impugnación producirá la suspensión de la disposición o resolución recurrida (...)".

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