ADALBERTO ÁLVAREZ DIRECTOR DE ADALBERTO Y SU SON "Lo que el músico improvisa, no se le ocurre a un ordenador"
Adalberto y su Son es una dinámica orquesta cubana de 14 músicos que próximamente actuará en la fiesta previa a la entrega de los Oscar. Sin embargo, antes de descargar en Estados Unidos un repertorio trufado de son y salsa, pondrá a bailar al público que se acerque a disfrutar de la serie de tres conciertos en Euskadi que arranca hoy en Bilbao (Kafe Antzokia; 22.00). Mañana (23.00) toca en San Sebastián, en la carpa Tropikaña instalada en Alderdi Eder, el mismo escenario en el que actuará durante la madrugada del sábado al domingo (1.00). Al frente de la formación, creada en 1984, se encuentra Adalberto Álvarez, célebre sonero que con anterioridad dirigió a la orquesta Son 14. A lo largo de su carrera, que abarca tres décadas, sus canciones han sido adaptadas por numerosos artistas, ha grabado más de 20 discos y proyecta participar en una gira junto a Compay Segundo. Pregunta. Sus canciones son interpretadas por artistas y orquestas de todo el mundo. ¿Es ése el mejor reconocimiento para un compositor? Respuesta. Creo que sí. Cuando era muchacho, recuerdo que admiraba a una serie de gente del mundo del son y de la salsa. Después, la vida permitió que esa gente que yo admiré cantara mis canciones. Por ejemplo, Juan Luis Guerra, que, al ser un creador extraordinario, ha cantado muy pocas canciones que no sean suyas. Eso es más importante que cualquier premio. Es un premio que te da otro artista como tal, el mejor que puedes recibir. P. ¿Qué opinión le merece la música de jóvenes triunfadores como Manolín, El Médico De La Salsa o La Charanga Habanera? R. Bueno, estoy muy contento de que estas cosas pasen. Es una generación nueva que viene con ideas bastante renovadoras. Lo que les digo es que piensen en que hacemos música para todo el mundo, no solamente para el público de Cuba, que baila más acelerado, más rápido. Hay que dar con la manera de que sea música para muchos años, que no sea una moda, sino algo que se quede. Creo que está surgiendo una generación buena, pero que tiene que tener en cuenta la premisa de que todo esto es música para el bailador y que éste es quien tiene la última palabra. P. ¿Por qué repudia lo que llama salsa erótica? R. En un disco, quizás uno o dos temas con esas características no estarían mal, pero en la salsa erótica ha llegado un momento en que todos los temas hablan de lo mismo. Llegó también un momento en el que los cantantes se parecían mucho, igual que los arreglos y las orquestaciones, y ya no se aportaba nada a la música. Creo que un disco completo de salsa erótica es un disco que, llegado un momento, no te dice nada; se hace difícil bailar o escuchar, a no ser que se haya hecho un trabajo demasiado profundo, lo que no es frecuente. Realmente, creo que no aporta nada. En nuestro caso, tratamos de retomar la vida, de ver lo que pasa, y llevarla al disco de una forma diferente. Con sus dosis de amor, humor, alegría, cubanía y, en fin, todas esas cosas. P. ¿Cómo es un concierto de Adalberto y su Son? R. En Bilbao y San Sebastián vamos a tocar algunos temas que la gente ya conoce y, fundamentalmente, vamos a promover un disco que acabamos de grabar para una disquera que se llama Caliente: Jugando con Candela. Los nuestros son conciertos muy arriba, buscamos que el público esté en píe de principio a fin, hay muy poca tregua. Nos gusta ver que el público está bailando, participando con nosotros. P. Pero, hoy en día los jóvenes bailan al ritmo de la música electrónica. ¿No sería más rentable salir al escenario con un ordenador y no tener que pagar a 13 músicos? R. Creo que no sería igual. Lo que pasa ahí arriba, lo que el músico improvisa en escena cuando el público está bailando, lo que se le ocurre en ese momento, no se le ocurre a ningún ordenador. ¡Qué va! La potencia, el dinamismo ése, esa entrega del músico... P. ¿Le ilusiona la posible gira con Compay Segundo? R. Estamos locos por hacer eso. Creo que sería muy lindo. Son dos generaciones: Compay hace el son en su forma más tradicional y nosotros lo hacemos de una forma contemporánea. Mi son no es el de los años 50, pienso que es el de estos tiempos. Tengo un sello muy personal de orquestarlo, tocarlo y decirlo, que la gente distingue cuando escucha mis canciones.
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