Viaje sorpresa de Yeltsin
oscú Borís Yeltsin mostró ayer nuevamente su carácter de luchador y de persona impredecible. A pesar de no haber terminado su recuperación de la úlcera gástrica sufrida el mes pasado, asistió a los funerales del rey Hussein haciendo caso omiso a la opinión de los médicos, que en vano trataron de convencerle de que se quedara en Moscú.
La versión oficial es que Yeltsin ha pretendido demostrar con su viaje que Rusia no está dispuesta a desempeñar un papel secundario en el Oriente Próximo. Pero en Moscú nadie duda de que lo que quiso demostrar Yeltsin es que está dispuesto a recuperar las riendas del poder, que últimamente se había visto obligado a aflojar debido a sus frecuentes enfermedades.
El viaje relámpago de Yeltsin fue una total sorpresa para las diversas fuerzas políticas rusas y causó perplejidad incluso entre sus partidarios, que consideran que el presidente ha puesto nuevamente en peligro su salud y que las consecuencias pueden ser lamentables.
Yeltsin mantuvo en Jordania breves reuniones con los presidentes de EEUU, Bill Clinton, y de Francia, Jacques Chirac, así como con el líder palestino, Yasir Arafat.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
