El gris, la línea larga y los tejidos tecnológicos marcan las tendencias de la próxima temporada
El gris, la línea larga y fluida, los tejidos tecnológicos y el punto grueso de pelo largo marcaran las tendencias de la moda la próxima temporada de otoño-invierno, según las propuestas lanzadas por la Pasarela Gaudí en Barcelona. La pauta general es la de mezclar los infinitos matices del gris y esperar a que rojos, lilas y ocres surjan de forma espontánea. Los salones Moda Barcelona lograron ayer un gran éxito tras su primera aparición en las modernas instalaciones del recinto ferial Montjuïc 2, cerrando la convocatoria con cerca de 40.000 visitantes.
Los diseñadores, según ha podido verse, sacan a relucir un producto seguro, arriesgan poco y no existe unanimidad de criterios a la hora de explorar nuevas fronteras. A remolque de las pasarelas internacionales, las españolas continúan explotando el monocolor y añadiendo diferentes texturas y metálicos transformables al roce. La contradicción continúa dictando las pautas de la mayor parte de la moda. Entre los materiales el punto se presenta grueso o semitransparente y gana adeptos cada temporada; las pieles biológicas, las texturas impermeables y los falsos astracanes se dejan ver al lado de napas brillantes, cuellos y manguitos de visón. Para que un tejido 100% natural mantenga las atribuciones que le corresponden, lo mejor es tramarlo con hilos de alta precisión tecnológica. Es verdad que la línea viene recta, pero las curvas siguen provocando, sobre todo cuando van tejidas con punto y dibujan transparencias. La fluidez que proporciona el tejido expresamente adaptado para estimular los sentidos es otra de sus virtudes. Así, el peso es el gran ausente en fieltros, felpas y cócteles de lana con viscosa, lino, seda y algodones. Entre los detalles de aplicación destacan los largos interminables, que se abren de arriba abajo por el medio y los laterales. Los pantalones son de línea ancha pero ajustados en el vientre, los escotes dibujan líneas geométricas sobre la piel y las mangas llevan una ligera forma evasé. Por su parte, los fabricantes de medias y calcetines deben andar inventando la prenda invisible porque todas estas propuestas son para llevarse con sandalia alta y piernas y pies desnudos. La mayoría de los diseñadores ha aprovechado el cambio de milenio para dibujar prendas de corte galáctico, como los diseños confeccionados en satén y gasa para la mujer, de Armand Basi. Antonio Miró, entre nostálgico y futurista, mezcla el rigor de sus aclamados sastres con la incertidumbre que producen los tejidos técnicos, sobre todo si son rígidos, acerados o acolchados. El sentido de lo práctico y de lo bello lo puso David Valls con sus creaciones de punto; el espíritu juvenil, los diseñadores franceses Marithé y François Girbaud, mientras que Peter Aedo sacó partido a sus propuestas de calle mezclándolas con las de cóctel. TCN presentó un home-wear cálido y refinado, y Chantal Thomass enseñó las últimas tendencias en moda íntima a la francesa. Josep Font, Lluís Generó y Josep Abril ratifican su posición de creadores singulares. Font prefiere trabajar al margen de las corrientes internacionales, alejándose poco a poco del minimalismo y jugando con las formas evasé y la sutileza del tejido. Generó investiga la mejor forma de ser original mezclando texturas de punto y diseñando piezas con funciones intercambiables. Abril, quien diseña moda para hombre, atribuye la elegancia a una pose personal que sólo la ropa termina por definir. Roger O. y Hermes Govantes explotan el rojo y Aníbal Laguna, correcto en la totalidad de sus propuestas de calle, sólo trabaja el gris.
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