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Uno de cada tres parlamentarios vascos compatibiliza su cargo con actividades privadas PSE, EA e IU son los únicos que defienden la dedicación exclusiva a la política

Uno de cada tres parlamentarios vascos simultanea su cargo con el desarrollo de algún trabajo privado. Así, 22 de los 75 legisladores de la Cámara ejercen algún tipo de profesión al margen de la política, la mayor parte de carácter liberal, como la abogacía. El Partido Popular, con ocho casos -el 50% de sus diputados-, Euskal Herritarrok con ocho -57% - y el PNV, con cinco -23%-, son los grupos que tienen más parlamentarios compaginando sus cargos con un trabajo privado. Por el contrario, PSE, EA e IU defienden la dedicación exclusiva al cargo

Antes de tomar posesión de su escaño, los parlamentarios elegidos en los comicios autonómicos del pasado octubre hicieron constar en el registro oficial de actividades de la Cámara los trabajos que les reportan algún tipo de ingreso económico. De los ocho parlamentarios del PP que no han renunciado a su actividad privada, tres son abogados, dos agentes de seguros, uno es médico, uno profesor en academias privadas y otro comerciante. En Euskal Herritarrok también dominan los abogados (tres). Otros dos son profesores, uno trabajador de banca, otro es sindicalista y una diputada ejerce de administrativo. Mientras, de los cinco parlamentarios del PNV que mantienen sus trabajos en la esfera privada, tres ejercen la abogacía, uno es empleado de Fagor y otro es economista y presta sus servicios en el Sindicato Empresarial Alavés. Unidad Alavesa es el otro grupo que aporta un parlamentario que simultanea cargo y profesión. En este caso, se trata de un médico, que es el responsable del servicio de Medicina de Empresa del Hospital Santiago de Vitoria. Desde 1990 los parlamentarios están sujetos a un estricto régimen de incompatibilidades. La norma permite a los legisladores trabajar en el sector privado mientras que no lo hagan en empresas que asesoren, contraten y presten sus servicios a la Administración. Tampoco pueden percibir dos salarios de las arcas públicas. Por esta razón, el lehendakari, Juan José Ibarretxe, que tiene el acta de diputado; un médico -Pablo Mosquera, quien trabaja en un hospital público- y un profesor de la UPV -Iñaki Antigüedad, de EH- han renunciado al sueldo que les corresponde como parlamentarios. La división de opiniones sobre la conveniencia de que los parlamentarios compaginen el cargo público con un empleo privado es manifiesta entre los grupos. Para el coordinador del grupo parlamentario del PNV, Xabier Ormaetxea, "es bueno simultanear porque la actividad privada te mantiene en contacto con un mundo al que después resulta muy difícil volver si pierdes el contacto. Es el caso sobre todo de médicos y abogados". Sin embargo, Ormaetxea matiza que la dedicación a los trabajos privados no tiene que ser plena, sino al ralentí. El parlamentario del PSE, Rodolfo Ares, es partidario de la profesionalización del cargo. "El Parlamento genera suficiente actividad como para que un diputado dedique a él todas sus energías". La opinión de Ares difiere de la de Leopoldo Barreda, del PP. Según Barreda, "es malo profesionalizar los cargos parlamentarios porque dificulta el contacto con los ciudadanos". En el supuesto de tener que elegir entre la actividad privada o el cargo parlamentario, Barreda asegura: "Tendría que plantearme las cosas. En política muchas de las decisiones que afectan a uno mismo se toman en otras instancias. Esa dependencia absoluta no es buena". Un parlamentario vasco cobró el año pasado 4,3 millones de pesetas brutas anuales, más 654.384 pesetas en concepto de ayudas para gastos de locomoción y 2,2 millones en dietas para los guipuzcoanos, 1,3 para los alaveses y 1,9 para los vizcaínos. La gran mayoría de diputados entrega un porcentaje de sus ingresos al partido. Aunque ninguno de los perceptores confiesa con claridad que los sueldos son insuficientes, sí dejan caer que las retribuciones son mayores en cualquier parlamento de la UE. "En general", dice Ormaetxea, "los parlamentarios vascos no están demasiado bien retribuidos en comparación con otros parlamentarios europeos. Ahora bien, vista la media de sueldos que hay en el país, no podemos quejarnos". A Carmen Asiain (PSE) lo que más le preocupa es el descrédito en el que ha caído la clase política y la demagogia que se ha hecho con los sueldos de los políticos. Y para Barreda la retribución tiene que ir en función del trabajo que desarrolla cada parlamentario porque "algunos no le dedican ni un minuto".

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