El príncipe Abdalá asume todo el poder
El Gobierno jordano decreta la incapacidad del rey Hussein y designa regente a su hijo
El Gobierno de Jordania decretó ayer la muerte política del rey Hussein. El Ejecutivo, que ponía de esta manera fin a 46 años de reinado, nombró a continuación a su hijo el príncipe Abdalá como regente. La decisión fue tomada por el Gabinete, de acuerdo con la Constitución, tras conocerse oficialmente el fallecimiento clínico del monarca, quien por deseo de la familia permanece aún hospitalizado, asistido artificialmente por medios mecánicos, creando la ficción de que aún está con vida. Esta situación puede prolongarse hasta que la familia, sobre todo la reina Noor, ordene lo contrario.
El Gobierno de Jordania tomó ayer la drástica y dolorosa decisión, después de darse oficialmente por enterado del dictamen del equipo médico, donde se confirma el "fallecimiento clínico" del soberano y su incapacidad manifiesta para continuar dirigiendo por más tiempo el país. El Ejecutivo, a continuación, de acuerdo también con la Carta Magna, procedió a nombrar regente al príncipe Abdalá, de 37 años. El primogénito de Hussein juró su cargo ante los ministros, asumiendo todas las funciones y prerrogativas que hasta aquel momento mantenía el agonizante rey, incluido el mando de los Ejércitos y las más importantes decisiones de la política interior y exterior del reino. La muerte política del rey, decretada ayer por el Ejecutivo, se suma de esta manera a su fallecimiento clínico, anunciado el pasado viernes por los médicos que rodean al monarca, quienes aseguraron, sin embargo, que éste mantiene sus "constantes vitales", al ser asistida artificialmente su respiración, en la unidad de cuidados intensivos del hospital Al Hussein de Ammán.
El cuerpo de Hussein continuará conectado a la máquina que le permite seguir respirando y haciendo funcionar su corazón, mientras sus riñones e hígado han dejado hace tiempo de trabajar, según aseguraba ayer un comunicado del grupo de médicos, firmado por el doctor Samir Farraj. Según este informe, "el cerebro del rey permanece intacto", y los resultados de recientes análisis demuestran que el rey aún no tiene un encefalograma plano.
Muerte clínica
"El rey está en una situación de muerte clínica, puesto que no puede sobrevivir por sus propios medios y no tiene ninguna posibilidad de rehabilitación", concluye de manera fatal el primer comunicado oficial médico difundido al país tras el regreso del monarca a Jordania, el pasado viernes. La situación personal del rey puede prolongarse indefinidamente, hasta que la familia, especialmente la reina Noor, no ordene lo contrario, según se afirmaba en medios cercanos a palacio, quienes reconocían al mismo tiempo la complejidad del momento, que amenaza en convertirse en una leyenda y que al mismo tiempo está provocando ya una polémica que podría acabar desbordándose y enrarecer aún más el clima político en que se encuentra sumido el país.
Pero nada de eso parece preocupar a una parte de la familia del monarca que ha anunciado ya su decisión de no dejar morir al rey y de no desconectar su cuerpo de las asistencias mecánicas. La resolución parece basarse en principios religiosos coránicos, contrarios a la eutanasia, pero al mismo tiempo esconden la esperanza de conseguir una milagrosa recuperación, algo que ha sido descartado por todos los profesionales.
A pesar de esta posición, un informante anónimo del Palacio Real aseguraba ayer a los medios de comunicación que algunos miembros de la familia son partidarios de trasladar el cuerpo del rey del hospital donde se encuentra internado a su palacio, para permitir así finalmente "una tranquila agonía", tras la cual se anunciaría la defunción oficial. Este posible traslado del monarca a palacio causó a lo largo del día una gran confusión en las televisiones y agencias informativas, que lo dieron por hecho.
El Gobierno y los funcionarios de la corte han empezado, al margen de la polémica familiar, a adoptar una actitud mucho más realista y a efectuar todos los preparativos necesarios para asumir política y socialmente el fallecimiento del rey, lo que incluye la redacción del comunicado oficial de la muerte, o la organización de un sepelio, al que asistirán cerca de 40 jefes de Estado, entre ellos, el presidente norteamericano, Bill Clinton, y el propio rey Juan Carlos, amigo personal de Hussein.
Reformas democráticas
Por su parte, el regente Abdalá intentaba ayer tranquilizar a la comunidad internacional asegurando que Jordania "tratará de efectuar una transición pacífica y tranquila para mantener la estabilidad del país", al tiempo que prometía "reformas democráticas radicales" para el país, según aseguró al diario saudí Al Hayat. En este sentido, el príncipe indicó que existirá "mayor apoyo al proceso democrático, al pluralismo político y a la libertad de expresión, así como a las instituciones de la sociedad civil". Abdalá añadió que Jordania "continuará su política tradicional" respecto a Irak, "cuyo pueblo vive una situación difícil". No obstante, descartó por el momento "una rehabilitación del régimen iraquí" y subrayó que Irán "constituía una amenaza para la seguridad de ciertos países del Golfo". Ayer volvieron a sucederse las reacciones en el mundo árabe ante la muerte del rey Hussein. El presidente egipcio, Hosni Mubarak, expresó su apoyo al príncipe Abdalá, mientras que el líder libio, Muammar el Gaddafi, manifestó su esperanza en que el regente reconsidere la política de Jordania respecto de EE UU e Israel. Siria, por su parte, calificó la sucesión en el reino hachemí de "asunto interno jordano".
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