Miró obvia a los colectivos de mujeres en el diseño y ejecución del Plan de Igualdad de Oportunidades
Marcela Miró, consejera de Bienestar Social, presentó en junio de 1997 el Plan de Igualdad de Oportunidades (PIO) entre Hombres y Mujeres 1997-2000, un proyecto calificado de "oportuno" y "pionero" por el PP y de "burda copia" y "electoralista" por la oposición. El plan esbozaba los distintos problemas sociales tras los que se disfraza la marginación de sexo y articulaba unos objetivos. Cargado de buenas intenciones, el PIO pretendía diseñar estrategias con la participación de todos los agentes sociales, desde colectivos de mujeres hasta los sindicatos. 20 meses después, la Federación de Mujeres Progresistas reconoce que Miró nunca les ha consultado, ni en la elaboración ni en su ejecución. Tampoco a los sindicatos. Ni a la universidad.
Amalia Alba, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas de Valencia, presentó ayer en las Cortes Valencianas un libro, un manifiesto titulado Nuevo contrato social mujeres-hombres, que esboza 14 propuestas para compartir entre ambos sexos las responsabilidades familiares, laborales y de poder. Presentó el libro Héctor Villalba, presidente de las Cortes, y allí se expuso cómo han de variar los parámetros y las fórmulas de la sociedad para adaptarse a una nueva realidad: "El viejo modelo ya no sirve, no sirve la antigua división del mundo en mitades", es la idea básica esbozada por la Federación, que aglutina a miles de asociaciones de mujeres de toda España y más de 70 de la Comunidad Valenciana. La realidad es injusta: las mujeres cobran un 30% menos que los hombres; la tasa de paro femenino es del 27%, la del masculino se sitúa en el 15%; el 80% del trabajo a tiempo parcial lo realizan las mujeres; sólo el 13,5% de las concejalías están ocupadas por mujeres... Y como el antiguo contrato no escrito -por el que los varones ocupaban un lugar público, trabajaban por un salario y participaban en la organización social, mientras que las mujeres limitaban su vida al ámbito doméstico- ya no sirve, la Federación ha elaborado 14 preceptos. Entre las propuestas figuran desde las modificaciones de la ley Electoral y la de Partidos Políticos para incorporar a la mujer a los órganos de poder, hasta fomentar el desarrollo de nuevos yacimientos de empleo que incrementen la ocupación femenina. Una de las principales ideas que empapan el manifiesto social es la de compatibilizar la vida laboral con las responsabilidades familiares, también entre los hombres. Y el décimocuarto artículo se enuncia así: "Reconocimiento de las organizaciones de mujeres como interlocutores sociales". Un carácter de interlocutor que Bienestar Social ha negado a las mujeres. Alba reconoció que la consejera en ningún momento les consultó en la elaboración del PIO. Y tampoco se les ha pedido opinión para diseñar las decenas de estrategias específicas que el plan mandaba elaborar, a pesar de que para una de las cuales se tenía que consultar con los agentes sociales implicados. Asimismo, Amalia Alba afirmó que tampoco los sindicatos habían sido llamados a ninguna mesa. Miró incluso ha ignorado a los expertos de la universidad, tal y como reconoció Isabel Martínez Benlloch, directora del Instituto Universitario de Estudios de la Mujer de la Universidad de Valencia. Por su parte, la diputada socialista Lourdes Alonso definió el PIO como "un plan hecho entre cuatro paredes y entre cuatro"y explicó que es "una burda copia del elaborado por el PSPV, con el consenso de los sindicatos y de los colectivos de mujeres" a finales de la pasada legislatura. Sin embargo, Miró, que compareció en la Comisión de la Mujer, se felicitó por el "altísimo" grado de cumplimiento del PIO, tanto en objetivos como en presupuestos: 5.700 millones de pesetas que han ido ejecutándose "puntualmente". Y dijo que de evaluar el plan se encarga una consultora externa, aunque no aportó los datos.
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