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Entrevista:

ANTONIO PANIZZA PELUQUERO DE CINE "Santiago Segura siempre huele a niño recién salido del baño"

La Academia del Cine español reconoció el 23 de enero con un premio Goya el trabajo de peluquería del granadino Antonio Panizza (Güéjar Sierra, 1953) en la película La niña de tus ojos, de Fernando Trueba. Panizza lleva nueve años moldeando el cabello de actrices y actores españoles. Sólo el año pasado peinó a los protagonistas de cuatro filmes. Ha trabajado con Almodóvar en La flor de mi secreto y es el estilista dilecto de Ornella Mutti, Marisa Paredes, Isabel Pantoja y Rossy de Palma. Pregunta. El Goya no es ninguna sorpresa, ¿verdad? Respuesta. Ya tuve una nominación en 1993 y esta vez el trabajo había sido muy duro. Pero el premio fue trabajar en la película. Los Goya sólo fueron el reconocimiento a la labor. No es imaginable lo feliz que fue el equipo en el rodaje. Incluso Penélope Cruz y Neus Asensi volvieron con novios checos. P. ¿Es muy diferente trabajar con Almodóvar y con Trueba? R. Son dos experiencias distintas y gratificantes. A ninguno le gusta que le compliques la vida, porque tienen demasiadas cosas que supervisar. No te dicen qué es lo que quieren, sino que tienes que hacerles una propuesta y tratar de acertar con su idea. P. ¿Cuál es la principal dificultad para un peluquero en una película? R. Captar el personaje y darle una imagen. Luego es sólo cuestión de técnica. Detrás de La niña de tus ojos hay un enorme trabajo de investigación, porque tuvimos que estudiar cómo eran los peinados de España y Alemania de los años 30. P. ¿Cómo soluciona la caspa en los actores? R. No conozco a ninguno con caspa. Incluso Santiago Segura, que da la imagen de desaseado, siempre huele a niño recién salido del baño. El problema real se presenta cuando el actor da vida a un casposo. Entonces se recurre al bicarbonato como truco de maquillaje. P. En las peluquerías se chismorrea sobre famosos de revista y estrellas de cine. ¿De qué habla con los actores mientras los peina? R. De la dificultad de la secuencia que van a rodar, de si se saben el diálogo... Incluso de sus problemas personales. Hay que aprender a suavizar y a comerte algún marrón. P. ¿Por qué? R. A veces llegan de mal humor y cuando vas a tocarlos te repelen. Trato de darles confianza y hacer un poco de psicólogo. ¡Cuántas veces me han llegado llorando y han salido riendo! Además de peinar tienes que mimar. P. ¿Es cierto que la mala comida de Praga les animó a llevar paquetitos de España? R. Sí (risas). Nos mandaron una maleta enorme llena de langostinos cocidos que, una vez vaciada, estuvo una semana ventilándose en el balcón del hotel. Y María Barranco se traía la maleta repleta de chorizos y morcillas.

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