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XIII CONGRESO DEL PP

Aznar: "El cambio era necesario para consolidar votos"

El presidente ridiculiza al PSOE por querer sustituir el puño y la rosa por "una verdura"

Javier Casqueiro

José María Aznar saldó su primer discurso en el XIII Congreso Nacional del PP enfundado en su papel de presidente del partido. Así habló durante 50 minutos. Y lo hizo, sin desaprovechar la oportunidad de arremeter contra el PSOE,para justificar los cambios de caras que él mismo ha decidido en la dirección con el reto de que el PP aguante en el Gobierno toda la primera década del próximo siglo. Entre estas novedades figura el ministro Josep Piqué, hasta el jueves independiente y ahora no sólo nuevo afiliado de los populares, sino incluso miembro de su nuevo Comité Ejecutivo. El titular de Industria ha dado este paso "por congruencia". "Mi identificación con el programa del Gobierno es total desde el primer día", dijo.La mudanza, dijo Aznar, era "necesaria y obligatoria" para adaptar al PP a los nuevos tiempos y para consolidar sus nuevos votos: "Ya no somos sólo lo que éramos". Casi la mitad de los actuales electores del partido, recalcó, no lo eran en 1993, y muchos tampoco en 1996. Y sentenció: "El PP no puede ser el mismo de entonces, no representa lo mismo ni a los mismos, y tiene que cambiar". Los congresistas arroparon su propuesta -una lista con 35 nombres- con 2.294 votos a favor, 7 nulos, 17 en blanco y ninguno en contra. Votaron 2.318 de los 2.980 compromisarios.

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Con esta remodelación Aznar persigue sobre todo fortalecer el PP. Por eso ironizó sobre las críticas que sugieren que en esta formación no se escucha nada más que su voz. Incluso se permitió la posibilidad, en ese clima bromista, de pedir perdón por tener un partido unido, por resolver las discrepancias con el diálogo y por afrontar la renovación de mandos desde su atalaya en el Gobierno.

En ese momento se acordó del PSOE. Contrapuso las propuestas e ideas debatidas en el cónclave de su partido con las "ocurrencias y piruetas" planteadas por otros grupos en la oposición. Y subrayó que desde esas formaciones no le llega nada más que un "vacío estruendoso, palpable, que se siente y hasta se escucha". Fue un poco más lejos cuando se mofó de la iniciativa que baraja el PSOE para cambiar su símbolo histórico y tradicional del puño y la rosa. La descalificó como una "fachada". Y añadió: "Donde antes tenían una flor ahora ponen una verdura, donde estaba una rosa ponen una alcachofa, eso se puede esperar de ellos". El presidente del PP se comprometió a no reformar el logotipo de la gaviota por un "pájaro carpintero o un loro".

"Las cosas han cambiado"

Inmediatamente se volcó en justificar los cambios en la ejecutiva que proponía al congreso. Recordó que hace casi 10 años en Sevilla, cuando tomó las riendas del PP de la mano de Manuel Fraga, ya advirtió de que llegaba "para cambiar las cosas". Y subrayó: "Las cosas han cambiado". Aznar recuperó ese mismo mensaje ayer en Madrid, dos lustros más tarde: "Aquella etapa está culminada. Hay que abrir otra nueva y hoy digo también que vengo a cambiar las cosas".Insistió en que España tiene una oportunidad histórica que no debe malograr. Y en ese contexto se marcó el plazo de los próximos 10 años para saldar sus tres ambiciones básicas: conseguir la paz en el País Vasco; vencer definitivamente al paro, y fortalecer el Estado del bienestar al tiempo que se equipara con el de los demás países europeos.

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Aznar sostiene que esas ambiciones en este nuevo mundo global no las podía encarar el PP con su ideología actual y tampoco con sus actuales dirigentes. Cree que eso no era posible. Y elaboró toda una argumentación electoral de esta tesis. Invocó a los 600.000 militantes y a sus casi 10 millones de votos para remachar que esa potencia no existía en 1990 cuando él salió elegido presidente por primera vez. "Somos muchos más de los que éramos, representamos un universo mucho más plural y estamos obligados a dar respuesta a eso. Entre unas cosas y otras, casi el 50% de nuestros electores no lo eran en 1993, y muchos tampoco en 1996".

En esa obligación electoral de mejorar al PP, no quiso olvidarse de los que se han quedado en el camino. "En esta casa", dijo en alusión al PP, "las renovaciones siempre se han hecho por adición, nunca para restar". Esta frase le sirvió para homenajear de nuevo a Álvarez Cascos, del que ensalzó su "ejemplo insuperable" en su renuncia al cargo y por "entender con generosidad" que esa marcha servirá para fortalecer el partido. Ese recuerdo a los caídos lo relacionó a continuación con las víctimas del PP en el País Vasco a manos del terrorismo. Afirmó, de una manera especialmente vehemente, que "los que nos han dejado no han perdido la vida simplemente por un cargo de concejal o de diputado, sino por ser leales con nuestras ideas y con todo lo que representa y seguirá representando el PP en el futuro".

Referentes en Europa

También enlazó los ajustes aplicados en el PP con su proyecto para convertir el partido en un referente en Europa, donde ahora él es el jefe de Gobierno más relevante de una formación de centro derecha. Quiere que el PP pese más en Europa también para que nadie tenga la tentación entre los países miembros de la UE de mirar hacia atrás y retomar "reivindicaciones antiguas y nacionalistas".Al final, cuando detalló, con nombres, apellidos y elogios personales, el contenido de las distintas propuestas de cargos de dirección del nuevo PP, valoró el trabajo de Cascos pero también el de Ángel Acebes, el coordinador general que llevó el mando del partido desde las elecciones de 1996 hasta ahora. El renombrado viaje al centro del PP, cuya partida se fija en 1990 en Sevilla y que no acaba con el congreso que termina hoy, le sirvió al presidente de los populares para replicar a los que, como el PSOE, se preguntan de qué punto ideológico procede realmente este partido para llevar tanto tiempo en el camino hacia el centro. Aznar respondió: "Podemos decir que estamos en el Gobierno porque estamos en el centro Y si no estuviéramos en el centro no estaríamos en el Gobierno". El líder del PP se negó a aceptar consejos o lecciones de otros partidos, en otra referencia clara a los socialistas, a los que identificó con "el inmovilismo y la parálisis".

El presidente apostó por promover a dirigentes más jóvenes y a más mujeres para los órganos de gobierno del partido, pero sin cuotas. Dice que él actúa con hechos: nunca ha habido gobiernos ni partidos con tantas mujeres en los máximos niveles de mando como ahora con él.

Terminó con una reafirmación de sus compromisos políticos. Aseguró que durante estos 20 años que lleva en la política "no ha tenido que renunciar a nada". Tampoco a ninguno de los principios fundacionales del PP. "Me llama una ambición fuerte para España y para nuestro partido".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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