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Zaplana afirma que su meta no es un cargo en Madrid porque su "guerra no es de este mundo" El presidente considera que su única reválida será el 13 de junio en la Comunidad

El presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, vivió ayer su particular momento de gloria ante los tres millares de compromisarios del pleno del Congreso Nacional del PP en Madrid. Su ponencia sobre política social fue aprobada por unanimidad y calurosamente aplaudida por un sector del público donde se concentraban los compromisarios de la Comunidad Valenciana. Más ufano que nunca, el presidente negó rotundamente que sus aspiraciones políticas tengan como meta un cargo en Madrid. "Mi guerra no es de este mundo", afirmó.

Eduardo Zaplana reiteró el peso de su condición de ponente ante los casi 3.000 compromisarios populares: "Se ha dado una importancia capital a las ponencias y se me ha encargado a mí la que lleva el título del Congreso". Destacó su capacidad de influencia en la dirección del partido. Recordó cómo Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, ocupa la presidencia de la Federación Española de Municipios y Provincias. Insistió en la importancia que entraña el nombramiento del senador Esteban González como portavoz en la Cámara Alta y como secretario de Política Autonómica del PP. Señaló que la elección de sus consejeros José Luis Olivas y José Joaquín Ripoll en la lista cerrada de la Junta Directiva Nacional tiene una "relevancia extrema" y sitúa a un mínimo de 15 valencianos en el más importante órgano entre congresos del partido. Pero extrajo la conclusión contraria al sentido de sus declaraciones: "No tengo la más mínima aspiración en dirección a Madrid". Sólo ocho años El presidente de la Generalitat ha reiterado, lo mismo que José María Aznar, que no tiene intención de permanecer más de ocho años en el cargo. Pero desestimó la posibilidad de que su protagonismo en el presente congreso suponga una rampa de lanzamiento para su futuro político. "Madrid es un ascenso entre comillas", comentó, "es muy difícil encontrar un puesto más atractivo que el de presidente de la Comunidad Valenciana". En un tono más realista, Zaplana reflexionó: "Aznar sacará una amplísima mayoría dentro de un año y cinco años en política son una eternidad". Francisco Álvarez Cascos, secretario general saliente, se mostró convencido, sin embargo, de que Zaplana tiene un futuro clave en Madrid. "Zaplana ha recorrido toda la escala en el partido de abajo a arriba y se encuentra en la antesala de altas responsabilidades en Madrid", comentó. Según el ex secretario general la ponencia defendida por Zaplana constituye una auténtica promoción para el máximo responsable del partido en la Comunidad Valenciana. Álvarez Cascos llegó a vaticinar que serán los propios compromisarios quienes, en su día, reclamarán a Zaplana que defienda para toda España las ideas claves de su ponencia sobre política social. Pero el presidente de la Generalitat optó por la discreción y señaló que después del Congreso se dedicará por entero a la política autonómica: "Mi única reválida será el 13 de junio en la Comunidad Valenciana". La acumulación de cargos públicos y orgánicos vinculados con la política autonómica en manos de valencianos supone un reto: "Tenemos mucho que decir". Pero habrá que meditarlo. De momento, Zaplana calificó como un éxito la negociación, a finales de 1997, del actual sistema de financiación de las comunidades autónomas, pactado cuando "el ministro del ramo se llamaba Mariano Rajoy y era gallego". Aprobado por unanimidad la ponencia sobre política social Zaplana aprovechó para arrimar el ascua a su sardina. El presidente recordó las polémicas que se suscitaron en la Comunidad Valenciana en torno a la cesión de la gestión de un hospital público a la iniciativa privada, el caso de Alzira, y en relación a la distribución de un bono entre los mayores para que pudieran elegir una residencia de tercera edad. Y señaló que sus detractores invocaron entonces los inevitables enfrentamientos que se producirían con los responsables del partido en Madrid. "Cualquier iniciativa generaba polémica, pero pongo en la ponencia todo lo que se estaba haciendo en la Comunidad Valenciana y resulta que se aprueba por unanimidad", dijo. Y es que en la escenografía que domina el supuesto debate político de los populares sólo cabe la aprobación. "Cohesión absoluta" Puestos a elegir entre Álvarez Cascos y Javier Arenas como secretario general, Zaplana quitó hierro al relevo y apeló a la "cohesión absoluta" del PP que se fraguó en los tiempos de la oposición. Recordó que conoce a Arenas desde que tenía 19 años, pero afirmó haber desarrollado una gran confianza con Álvarez Cascos. Como colofón ideológico, el presidente destacó que Arenas "traslada la imagen de centro que requiere el partido".

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