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Cada tres días fallece un toxicómano por sobredosis en La Rosilla, según la Comunidad

El presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, calificó ayer de "absolutamente desesperada" la situación que se vive en el poblado marginal de La Rosilla (Vallecas Villa), un hipermercado de la droga al que acuden cerca de 2.500 toxicómanos diariamente. Según sus datos, cada tres días fallece uno de los drogadictos que se acercan a esta barriada a por su dosis: unos mueren allí mismo, y otros, en la ambulancia o en el hospital. El presidente hizo hincapié en el "gravísimo" índice de enfermedades infectocontagiosas que padecen los drogadictos que malviven en la zona.

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Las peores condiciones de vida las sufren cerca de 150 toxicómanos muy deteriorados que se pasan todo el día deambulando en torno a La Rosilla, durmiendo en alcantarillas y tiendas de campaña incluso en las noches de más frío. Al atardecer es frecuente verlos en torno a hogueras que prenden en los descampados que rodean al núcleo.Para paliar las penosas condiciones de estos drogodependientes se abrió en noviembre un centro de emergencias donde desde entonces, en horario de nueve de la mañana a cinco de la tarde, pueden desayunar, comer, ducharse, aprovisionarse de ropa limpia, intercambiar jeringuillas y recibir atención sanitaria básica (curas) y asistencia social y psicológica. Lo gestiona Trama, una entidad de trabajo social que lleva años tratando en Vallecas los problemas de las drogodependencias.

Ruiz-Gallardón hizo hincapié ayer en el preocupante problema de La Rosilla al anunciar que la Comunidad de Madrid correrá a partir de ahora con todos los gastos de este centro de emergencia, con un presupuesto de 50 millones de pesetas. Hasta ahora, el servicio se financiaba a medias entre el Gobierno autónomo y el Plan Nacional contra la Droga, del Ministerio del Interior.

El presidente regional afirmó que este recinto, que ahora abre de nueve de la mañana a cinco de la tarde, "funcionará las 24 horas del día antes de Semana Santa", según informa .

Enrique Arribas, presidente de Trama, considera que los datos de fallecimientos por sobredosis ofrecidos por Ruiz-Gallardón incluso podrían quedarse cortos. "En enero, nosotros hemos tenido noticia de dos casos, porque eran drogodependientes que solían acudir a nuestro centro, pero hay otros a los que se los lleva el Samur y fallecen en el camino o ya en el hospital", asegura.

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"Cada tarde, cuando cerramos el local, tememos que al día siguiente haya algún chico al que ya no veamos nunca más", añade. "El problema es que a nadie le puedes obligar a ingresar en un programa de desintoxicación o de metadona, sólo ayudarle a que viva mejor y dejarle claro que ahí estamos nosotros para apoyarle si lo precisa", concluye. Cada mes derivan a 20 drogodependientes a tratamientos.

En los días de más frío, el equipo del centro, formado por cuatro educadores, dos limpiadoras, dos ATS, un médico, dos vigilantes, un administrativo y un educador social, ha repartido mantas entre los drogodependientes que duermen en La Rosilla. Pero todavía piensan que quizá uno de los toxicómanos que oficialmente fallecieron de sobredosis muriera en realidad de frío.

Intercambio de jeringuillas

Por el centro de emergencias pasan cada día 130 toxicómanos, que comen allí y reciben atención. Otros 300 acuden sólo a intercambiar jeringuillas y a por preservativos.El deterioro social, psíquico y sanitario de los 130 usuarios habituales es gravísimo. Arribas explica que la mayoría son hombres, llevan más de una década de adicción, son portadores de VIH, sufren hepatitis, carecen de vivienda, han perdido los vínculos familiares y padecen problemas mentales. No consumen sólo heroína, sino que la mezclan con cocaína.

El único elemento positivo en este grupo tan marginalizado es que han comenzado a consumir su dosis fumándosela en chinos, lo que evita los riesgos de contagio y de sufrir abscesos. Su nivel de consumo se sitúa en dos o tres gramos diarios de una mezcla de cocaína y heroína. La situación de los otros 300 usuarios no es tan extrema. A La Rosilla acuden también a comprar droga numerosas personas que tienen su casa, su familia y su trabajo. Es un poblado de realojo de chabolistas construido en 1992. Antes del verano, a él llegaban cerca de 5.000 toxicómanos diarios, cifra que se ha reducido al abrir en las proximidades un nuevo hipermercado de la droga, en Las Barranquillas.

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