Rahola reclamará en junio el área de Bienestar Social de Barcelona

Pilar Rahola vendió ayer la piel del oso antes de haberlo cazado. En una conferencia impartida en el Colegio de Periodistas, en Barcelona, para presentar su proyecto de actuación municipalista, la dirigente del Partit per la Independència (PI) dio por sentado que en las elecciones municipales obtendrá tres concejalías y que ello le da derecho a reclamar el área de Bienestar Social, actualmente en manos de Iniciativa per Catalunya (IC), el tercer aliado en el gobierno local de Barcelona. Rahola repitió una y otra vez que el PI no votará nunca a Joaquim Molins y que hará que sea alcalde Joan Clos, para lo que confía en que IC "logre salvarse, porque andan muy justitos". Al mismo tiempo reiteró que Esquerra Republicana (ERC) tiene la "puerta abierta" para colaborar con el PI "antes y después de las elecciones". También aprovechó para enviar un mensaje a la abogada Magda Oranich, tentada por Molins: "Sería un honor tenerla como compañera de consistorio, pero nadie entendería que fuera de compañera del PP", dijo, en alusión a un presumible pacto entre Convergència i Unió (CiU) y el Partido Popular. De todas formas, aseguró, "Molins no será alcalde si puedo impedirlo", y remató: "Somos la garantía de pluralidad. IC es el matiz; nosotros [el PI] la diferencia". En su ejercicio de prospectiva, ajena a las encuestas, dando por seguros tres concejales, Rahola anunció que su actuación se centrará en la continuidad en materia de comercio y de hostelería, en el combate por la bandera y los símbolos, la reapertura del debate sobre las diputaciones y la continuidad en la defensa de la "sensibilidad animalista". "Si pudiera clausuraría la Monumental", aseguró la teniente del alcalde. Rahola añadió que, en materia de mercado, habría que dar un paso más y, tras realizar las aportaciones públicas necesarias, habría que iniciar un debate sobre "la autogestión de los mercados", donde habría que actuar de una forma similar a la de las pompas fúnebres: buscando privatizar la gestión sin perder el control público. Esta fórmula mixta debe ser también aplicada, precisó Rahola, al aeropuerto de Barcelona.