EEUU quiere atacar en dos semanas si Milosevic no se sienta a negociar con Kosovo
Washington propone a la OTAN un estatuto especial para la provincia serbia
Washington quiere sentar a Slobodan Milosevic a una mesa de negociación con los albano-kosovares. Si prospera la iniciativa norteamericana, sometida desde el viernes al resto de aliados, la OTAN puede empezar dentro de dos semanas una serie de bombardeos sobre territorio serbio para forzar esa negociación. El objetivo del nuevo plan es que tanto serbios como kosovares acaten un estatuto especial para Kosovo que vaya más allá de la autonomía pero no llegue a la independencia.
Estados Unidos ya no se conforma con volver a la situación que había en octubre pasado. La violación de los acuerdos alcanzados entonces y la matanza de Racak han abierto los ojos a Washington, que quiere convencer a sus aliados europeos para que apoyen su plan. Éste prevé poner en marcha en apenas diez días las iniciativas diplomáticas para forzar la negociación. Si no, la OTAN activaría un nuevo ultimátum a Milosevic y le daría un periodo muy corto, probablemente de cuatro días, para forzarle a negociar. Cumplido ese plazo, empezarían los bombardeos sobre objetivos militares serbios."Necesitamos pensar también en el día después", advertían a principios de semana fuentes de la OTAN. "No podemos atacar si no hay un objetivo político claro. En octubre el objetivo era el retorno a casa de más de 300.000 civiles desplazados para huir de las agresiones de la policía especial serbia desplazada por Milosevic en Kosovo", señalaban esas fuentes. "El plan que ahora baraja la Alianza puede ser el objetivo político que legitime una intervención militar aliada", señalan ahora fuentes atlánticas.
La propuesta que estudian los aliados consiste en ofrecer a las dos partes en conflicto un estatuto especial para Kosovo, a partir de las ideas manejadas en los últimos meses por el Grupo de Contacto (EEUU, Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y Rusia). Sería algo más que un simple estatuto de autonomía que permitiera sortear el bloqueo actual: ni mantener Kosovo como una provincia más de Serbia como pretende Belgrado, ni decretar la independencia que buscan los guerrilleros del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK).
"Pensamos en un estatuto especial que esté en vigor durante tres años y luego se revise. En ese periodo, si las cosas funcionan bien, los kosovares pueden convencerse de que puede ser una buena vía para aumentar su autogobierno sin llegar a la secesión", señalan fuentes atlánticas. Los problemas ahora son arrastrar a los grandes países europeos para que no se opongan a fijar un ultimátum; convencer a Rusia de que, aunque no apoye los bombardeos, no se oponga frontalmente, y convencer no sólo a Milosevic, sino a la parte albanokosovar, para que acepten la negociación y renuncien a sus exigencias independentistas.
"Es fundamental que los kosovares renuncien a exigir la independencia, porque crear nuevas fronteras es un mal ejemplo. La comunidad internacional no quiere nuevas fronteras por conflictos étnicos o nacionalistas, a menos que sean el resultado de un mutuo acuerdo y de un proceso pacífico como en el caso de Checoslovaquia", señalan fuentes de la OTAN.
"La independencia en Kosovo abriría numerosos conflictos en la zona: en Bosnia, en Grecia, en Turquía, en Chechenia", advierten fuentes atlánticas. Un Kosovo independiente mutilaría los esfuerzos por mantener unida Bosnia como un solo Estado en el que conviven, aunque sea a la fuerza, serbios, croatas y musulmanes. No sería tolerado por Turquía, porque legitimaría las exigencias independentistas de los kurdos. Tampoco por Rusia, porque sería un mal ejemplo en el conflicto de Chechenia. Y tampoco por Grecia, que teme que acabe desestabilizando a su vecino del norte, la república ex Yugoslava de Macedonia, donde habita un 30% de albaneses.
"La OTAN no va a ser el brazo armado del ELK", advirtió esta semana el secretario general de la OTAN, Javier Solana, al reiterar que el objetivo de la Alianza es defender una amplia autonomía para Kosovo.
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