_
_
_
_
_

España teme una crisis con Turquía si el exilio kurdo se reúne en Vitoria

Ofensiva turca para evitar el cónclave del Parlamento del Kurdistán

La relación entre España y Turquía pende del Parlamento vasco. El presidente del autoproclamado Parlamento del Kurdistán, Yasar Kaya, ha enviado una carta a su "homólogo" vasco, Juan María Atutxa, pidiéndole que acoja en su sede una reunión de diputados kurdos en el exilio. Mientras Atutxa se lo piensa, la diplomacia de Turquía se ha movilizado para impedir que la "asamblea de terroristas" se celebre. Si el Parlamento vasco otorga hospitalidad a los kurdos se perfila una crisis entre los Gobiernos de Madrid y Ankara.

El maltrecho proceso de paz en el País Vasco suscita interés en lugares remotos. "Tenemos la misma historia y los mismos problemas que los vascos, que, afortunadamente para ellos, parecen ahora vislumbrar la luz", afirma Kaya en una entrevista telefónica con EL PAÍS. "De ahí que les pidamos que nos ofrezcan su hospitalidad".Coincidiendo con la Navidad, Atutxa recibió la misiva de Kaya, y, desde entonces, la Mesa del Parlamento vasco ha discutido tres veces el tema. A principios de semana acordó, por fin, que su presidente escriba a su "homólogo" kurdo pidiéndole aclaraciones sobre la duración y las fechas de la reunión, según explica Ion Goicolea, jefe de gabinete de Atutxa. Cuando le llegue la contestación, la Mesa decidirá.

"Dios quiera que la resolución sea negativa, porque, de lo contrario, nuestra relación con Turquía pasará por una mala racha", vaticina un diplomático español. La tensión entre Turquía e Italia empezó a subir en septiembre, después de que los 69 miembros del Parlamento kurdo se congregasen en un hotel romano. La crisis estalló en noviembre, cuando Abdulá Ocalan, el líder del PKK -el partido que ha empuñado las armas contra Ankara-, se refugió en Roma durante dos meses.

La diplomacia turca no ha esperado a que Atutxa decida para movilizarse. El consejero de la Embajada de España en Ankara, Juan Arístegui, fue convocado el 14 de enero en el Ministerio de Exteriores turco. Se le instó, según el diario turco Sabah, a "no permitir la celebración (...), a fin de no dañar las amistosas relaciones entre España y Turquía".

Además de hacer lobby en el Ministerio de Exteriores español, el embajador turco en España, Gun Guz, se desplazó el lunes a Vitoria, donde se entrevistó con Atutxa y con todos los portavoces parlamentarios, excepto el de Euskal Herritarrok.

"No fui a ejercer presiones, sino a expresar nuestra gran preocupación y a proporcionar información para que los nacionalistas vascos no se dejen engañar", declaró Guz a EL PAÍS. "Los diputados kurdos no han sido elegidos, sino que son, en realidad, el brazo armado del PKK, un movimiento terrorista ilegalizado en Turquía e incluso en Alemania", añadió.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Los kurdos se consideran como un pueblo sin Estado esparcido por Irak, Irán, Siria y Turquía, y en este último país, el PKK, que controla algunas zonas montañosas reivindica la independencia. A la salida de la entrevista con Guz, Atutxa declaró que el Parlamento vasco era "soberano", pero no aclaró su postura de fondo. Los miembros nacionalistas de la Mesa son, sin embargo, proclives a acoger a los kurdos, mientras que PP y PSOE son reacios.

Guz no lo dice abiertamente, pero Ankara desearía que, si el Parlamento vasco accede a la petición, el Gobierno central prohíba la entrada en España de los "diputados" kurdos. "El Ejecutivo español, que comparte nuestra preocupación, debería tomar las decisiones oportunas para complicar la vida a estos kurdos", dice.

Si, al final, los "diputados" exiliados acuden a la cita de Vitoria, Guz asegura que la diplomacia turca entenderá que el Ejecutivo español no haya querido enfrentarse con el Parlamento vasco, pero no todos en Turquía serán tan comprensivos.

"En Turquía no tenemos autonomías y será difícil explicar a una opinión pública muy patriótica que el Gobierno de Madrid no puede impedir la reunión", señala. "Durante la crisis con Italia, los ciudadanos fueron más allá del Gobierno boicoteando productos italianos, cancelando partidas de importación de automóviles Fiat y viajes turísticos a Italia".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_