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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cernícalo y urbanitas

Soy un cernícalo macho, que vivo feliz compartiendo mi existencia, para asombro de propios y extraños, con unos seres llamados urbanitas. Mi casa, y la de usted, está en un pequeño conjunto de árboles ubicado entre la avenida de los Andes y la M-40 (justo frente a un gran nido de urbanitas llamado Hipercor).El año pasado me apareé con una compañera cernícala y elegí como nido la terraza de otro gran nido de urbanitas, cerca de mi casa, llamado urbanización Los Porches, en la calle de Esteban Palacios. Mi compañera puso siete huevos que, gracias a los dioses y a nuestros desvelos, salieron adelante y ahora acampan por esta misma zona. La crianza de nuestra pollada fue tranquila y sólo me asustó un poco un urbanita que, de vez en cuando, me miraba a través de un aparatito negro que de pronto hacía un ruido como un clic. Bueno, la verdad es que a los pocos días ya no me asustaba. Cuando nuestros hijos empezaron a cambiar el plumón utilizaron las hojas de unas plantas carnosas de la terraza para entrenarse en la noble tarea de endurecer su pico. La verdad es que entre el entrenamiento y los excrementos que deponían, al urbanita le dejamos la terraza y las plantas hechas un asco. Pero ni nos gritó, ni nos echó, ni nos lanzó esas bolitas de plomo, que queman y hacen agujeros en las plumas y en la carne.

Este año quiero aparearme otra vez y utilizar la misma terraza como nido. Ya le he echado el ojo a una cernicalita joven que está que quita el hipo. Pero, desde el mes de noviembre, he empezado a oír un ruido horrísono, que emiten unas grandísimas aves que, según he oído decir a los urbanitas, acampan en un inmenso gallinero llamado "Tercera Pista de Barajas".

Esas aves no vuelan batiendo sus alas y aprovechando las corrientes térmicas, como todas hacemos, sino expulsando sus gases propios a través de un agujero que los urbanitas llaman ano y haciendo un ruido insoportable. Pero ese ruido, además de producirme un estrés continuo, lo que me causa una profunda depresión, está impidiendo que me aparee. Siempre que estoy "a punto de", resuena el ruido horrísono y mi pareja, y yo mismo, se asusta y se lanza al vuelo. O sea, cernicalus interruptus. ¿No podrían irse esas aves grandísimas a un gallinero en el que no molestaran?-

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