Sanidad abre un expediente sancionador a la clínica Ruber
La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid abrió ayer un expediente sancionador por una supuesta falta grave a la clínica Ruber, según informaron fuentes regionales. El centro sanitario no controló el montaje y el mantenimiento de la bombona de oxígeno, que realmente contenía nitrógeno puro y ocasionó problemas respiratorios a dos pacientes (de 30 y 78 años) el pasado 12 de enero, según el Gobierno regional. La clínica dispone de 15 días para presentar alegaciones al expediente.
Sanidad explicó ayer que la clínica no atendió a los preceptos establecidos en la Ley General de Sanidad. Esta norma obliga a los propietarios de los centros médicos a controlar "en todo momento" sus instalaciones y las operaciones que en ellas se realizan. Las citadas fuentes afirman que "una simple comprobación" de la sala donde están instaladas las bombonas de los respiradores de la anestesia habría evitado el accidente del pasado 12. "Hacer esos controles no cuesta más de cinco minutos y evita muchos problemas, como a los que hemos asistido durante toda esta semana", comentaron las citadas fuentes. "En este caso, no se ha producido la tutela o el cuidado suficiente de la instalación, lo que ha generado una concatenación de desgraciados errores que acabaron en un accidente con dos personas afectadas", según señaló el director general de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Jorge Tapia.La sanción a la clínica Ruber puede alcanzar los 2,5 millones de pesetas, según la Consejería de Sanidad. Este expediente no elimina la posibilidad de que se abra un proceso judicial, si se demostrara que han existido negligencias graves por parte del centro hospitalario. La Consejería de Sanidad no ha recibido aún ninguna petición de información sobre la investigación de este caso por parte de la fiscalía de Madrid.
Este periódico intentó recabar, sin éxito, la versión de los propietarios y del gerente de la clínica Ruber sobre el expediente sancionador abierto por la Consejería de Sanidad, que es similar al que abrió el miércoles la Dirección General de Industria a la multinacional Praxair, la compañía suministradora de los gases de la clínica Ruber.
La mujer de 78 años que resultó afectada al inhalar el nitrógeno puro continuaba ayer en estado de coma que le provocaron los médicos con barbitúricos tras conocer el accidente. Ayer permanecía estable y con las constantes vitales normales, según un portavoz del Ruber.
Botella bien identificada
Por su parte, Praxair negó ayer que la bombona causante del accidente (marcada con el número 6.035 y cargada con nitrógeno puro) tuviera dos etiquetas distintas, una de oxígeno y otra de nitrógeno, tal y como explicó el jueves un dirigente de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Un portavoz de la empresa aseguró a este periódico que el contenido de la botella (nitrógeno) estaba "perfectamente identificado" cuando salió de su factoría. "Si después se le puso una pegatina de oxígeno, como dice la Comunidad, no es responsabilidad nuestra", argumentó el portavoz.La compañía explicó que las bombonas de oxígeno y de nitrógeno disponen de válvulas distintas de entrada del gas (al igual que de salida) y recorren caminos diferentes durante el proceso de llenado. "Todas estas medidas de seguridad evitan que las botellas de oxígeno se carguen con nitrógeno y viceversa, por lo cual reiteramos que el accidente no fue causa nuestra y se debió a una manipulación malintencionada de alguien que no está vinculado con Praxair", señaló el citado portavoz.
La compañía ha abierto una investigación para averiguar quién y cuándo manipuló la botella. Praxair ha suministrado este material a la clínica Ruber durante los últimos 15 años.
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