Pujol asume el legado de Tarradellas y propone superarlo con más autogobierno
No hay contrincante que 100 años dure para un político pragmático. Ni postulados adversos de los cuales no se pueda extraer, con el tiempo, algún tipo de rentabilidad. El presidente de la Generalitat y máximo líder de CiU, Jordi Pujol, arrinconó ayer su histórico enfrentamiento con el ex presidente Josep Tarradellas y asumió por primera vez y solemnemente el legado de su antecesor. Pujol ensalzó la tenacidad y la fortaleza de carácter de Tarradellas, y reclamó grandes dosis de esas dos cualidades para superar aquel legado con más autogobierno para Cataluña. Curiosamente, fue un aliado del líder catalán, el nacionalista vasco Xabier Arzalluz, quien distorsionó la relevante declaración de Pujol al arremeter contra Tarradellas.
Más de 20 años le costó a Jordi Pujol reconocer solemnemente la labor política de Josep Tarradellas, primer presidente de la Generalitat tras la dictadura franquista. La animadversión mutua que siempre se profesaron ambos políticos fue patente durante la vida del ex presidente e incluso después de su muerte, acaecida en 1988. Y ayer, el día en que Pujol al fin iba a asumir en público el legado de su antecesor, la jornada se abrió con unas explosivas declaraciones de uno de sus aliados en la trilateral nacionalista, el líder del PNV, Xabier Arzalluz, en las que tildaba a Tarradellas de "ególatra del carajo de la vela" y le acusaba de haber intentado "dinamitar" el Estatuto vasco y de haber estado a punto de renunciar al Estatuto catalán ante Adolfo Suárez. Las declaraciones de Arzalluz a Radio Euskadi tuvieron la virtud de granjearse el rechazo unánime de la práctica totalidad de los partidos catalanes, fenómeno especialmente asombroso en vísperas electorales. El propio Pujol se planteaba anoche la posibilidad de cancelar o aplazar una reunión que tenía previsto celebrar con Arzalluz antes de que el próximo mes de febrero ambos se entrevisten por separado con el presidente del Gobierno, José María Aznar, en una ronda que éste quiere hacer con sus aliados parlamentarios para encarar el último tramo de la legislatura española. Fuentes próximas al presidente catalán confirmaron que la intervención del líder del PNV hacía muy difícil mantener en pie la citada entrevista, la cual, no obstante, aún no tenía fecha fijada. El disparo verbal de Arzalluz polarizó y enrareció el ambiente de la conmemoración oficial del centenario del nacimiento de Tarradellas, que concluyó anoche con un acto institucional en el Palau de la Generalitat presidido por Pujol y al que asistió, emocionada y satisfecha, la viuda del ex presidente, Antònia Macià. En un medido discurso, Pujol destacó la tenacidad, la fortaleza de carácter y la dimensión de hombre de Estado de Tarradellas. Subrayó la contribución de su antecesor a la defensa y la recuperación de las instituciones catalanas y, a renglón seguido, presentó las demandas nacionalistas de su propio Gobierno como una continuidad -por la vía de la superación- de la obra política de Tarradellas. El presidente del Parlament, el socialista Joan Reventós, llamó a los presentes a aprender "una gran lección" de Tarradellas: "Su idea integradora de Cataluña". El ex presidente de la Cámara y dirigente de ERC Heribert Barrera destacó la grandeza política de Tarradellas sin dejar de mencionar que "no siempre fue justo ni oportuno". Y Josep Maria Bricall, ex consejero de Tarradellas, ensalzó la conjunción de "su ambición personal y su defensa del interés general", y aprovechó para cargar contra "los nacionalismos hechos de vaguedades".PASA A LA PÁGINA 4
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