Lo viejo y lo nuevo
Tele 5, fiel a su propósito de convertirse en la cadena reina de la telecomedia española, atacó de nuevo el domingo por la noche con dos productos de desigual interés. Mientras Me lo dijo Pérez, espacio delirante concebido por La Cubana, resultaba una novedad digna de agradecer en un planeta audiovisual controlado por Emilio Aragón, 7 vidas, discreta comedia protagonizada por Toni Cantó y Javier Cámara, se revelaba como ese más de lo mismo en el que últimamente consisten casi todas las propuestas humorísticas de las cadenas públicas o privadas.7 vidas narra las andanzas de un tipo que acaba de salir del coma tras 18 años en la inopia. Su hermana y su mejor amigo, con la colaboración de la madre de éste, tendrán que explicarle lo que ha pasado en el mundo desde el día que le dio el patatús, que fue precisamente el 23 de febrero de 1981, cuando el teniente coronel Tejero y sus muchachos se pusieron la Constitución por montera y entraron en el Congreso pegando tiros.
La idea de la serie, aunque no rebose originalidad, podría haber propiciado un producto divertido, lo que no es el caso. Una vez más, falla el guión, que consiste en la mezcla habitual de humor y ternurismo que tan buenos resultados comerciales suele arrojar entre la audiencia. También como de costumbre, los actores hacen lo que pueden para darle vida al texto que les ha caído en suerte, pero no lo tienen nada fácil.
¿Es 7 vidas una serie infecta? No exactamente, aunque lo que le sucede tal vez sea igual de grave. 7 vidas es una serie correcta, bien interpretada y ágilmente realizada. Su problema es que no aporta nada nuevo y se limita a ser un producto más de la factoría Tele 5, cuyos cerebros pensantes siguen teniendo la vista más clavada en Bill Cosby que en Jerry Seinfeld.
Afortunadamente para el espectador, después de 7 vidas viene Me lo dijo Pérez, que, tal como están las cosas en el planeta Aragón, es un revulsivo bastante contundente que, si triunfa, puede abrir puertas a esos productos que todos estamos esperando y en los que no tiene por qué haber una criada respondona, un abuelete adorable y un niño que dice "jo, papá" cada dos por tres.
Me lo dijo Pérez es un disparate de La Cubana en el que la pandilla de Jordi Milán se mantiene fiel a sí misma y crea uno de sus tradicionales e hilarantes follones centrados en el cutrerío inherente a la familia española media. A lo largo de su carrera, La Cubana ha sido siempre un espejo de la realidad no demasiado deformado. Su habilidad para ser idénticos a nuestra abuela, a nuestra tía soltera o a nuestro cuñado más casposo ha sido tan escalofriante que nos ha permitido reírnos de nuestros parientes y conocidos por persona interpuesta, lo que siempre facilita la convivencia en paz y tranquilidad.
En Me lo dijo Pérez, La Cubana se ha convertido en una horrorosa familia española que recibe famosos a domicilio y les hace preguntas chuscas. La noche del estreno pasaron por su casa Pepe Navarro, Sara Montiel, José Sacristán, Paloma San Basilio o El Gran Wyoming, cuya presencia se alternaba con la de innumerables freaks surgidos de la mente calenturienta del señor Milán y sus guionistas. El resultado final era un guirigay a menudo tronchante del que, tal vez, habría que eliminar 30 o 40 minutos. En cualquier caso, las animaladas de La Cubana se agradecen un montón en esa oferta humorística del audiovisual español que, de Los Morancos al tío Willy, pasando por Arturo Fernández, se limita al encadenamiento de chistes que, en su blancura o su grosería, no llevan por lo general a ninguna parte.
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