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La incineradora abre su depósito de cenizas a los tres años de inaugurarse

El concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Adriano García-Loygorri, anunció ayer que el depósito de cenizas de la incineradora de Valdemingómez entrará en funcionamiento "antes de fin de mes", algo más de tres años después de que la planta comenzara a quemar residuos, en diciembre de 1995. El PSOE denunció ayer ante el fiscal de Medio Ambiente el "envasado y transporte ilegal" de unas 30.000 toneladas de estas cenizas al depósito de seguridad de San Fernando.

El "vertedero de seguridad anexo a la planta de tratamiento integral" de Valdemingómez, la denominación técnica que recibe el cenicero en el que se acumularán todos los restos de la incineración, debía haber entrado en funcionamiento antes de fin de año, pero el Ayuntamiento ha errado en el cálculo en un mes. Mientras tanto, la empresa que gestiona la incineradora, Tirmadrid, recoge los residuos en sacos de polipropileno, un material muy resistente. "Los sacos, herméticamente cerrados, se depositan sobre una superficie asfaltada y se cubren con una lona. La normativa nos autoriza a estar hasta seis meses en estas condiciones, y nosotros no pasaremos más allá de 20 o 25 días", presumió el ayer concejal García-Loygorri. Muy distinta es la versión que ofrecía el portavoz del PSOE en asuntos medioambientales, Rafael Merino, que presentó ante la fiscalía una denuncia por presuntas irregularidades en el "envasado y transporte de las cenizas tóxicas". En su escrito, Merino dice que los restos de las incineraciones se agolpan "en sacos permeables de lona", almacenados "al aire libre durante varias semanas, con el consiguiente riesgo de fugas en caso de lluvia o viento".El destino último de estos sacos de cenizas ha sido el vertedero de seguridad de San Fernando de Henares. Los 14 kilómetros que separan Valdemingómez de esta localidad se han cubierto siempre, según el edil del PSOE, "en camiones descubiertos que no cumplían las más mínimas garantías de seguridad". Estos viajes se han repetido en unas 1.500 ocasiones, lo que arroja 30.000 toneladas de cenizas transportadas.

El responsable de Medio Ambiente municipal recordó, por su parte, que todos estos transportes se han completado "sin el más mínimo incidente". García-Loygorri también se refirió a un informe del Instituto Nacional de Toxicología, firmado en junio de 1997, en el que se determinaba que las cenizas no eran catalogables como residuos tóxicos y peligrosos. "Llevarlas a San Fernando ha sido una prevención adicional", señaló.

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