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Reportaje:

Herramientas a la medida

Las alas del avión Embraer que realiza Gamesa Aeronáutica son un cúmulo de tecnología y mediciones exactas. Cada corte o cada agujero debe tener las especificaciones exactas y lógicamente debe estar hecho por una herramienta de corte precisa y diseñada a la medida, de encargo. Industrias Mail, SA, un pequeña empresa que roba la tierra al río Deba en Eibar, es uno de los suministradores de herramienta de corte de Gamesa. Para el gigante aeronáutico vasco es uno más en su larga lista de proveedores, sin embargo, sus productos a la medida se han hecho un hueco en la lista de pedidos de ésta y otras (JMA, Lucas, General Motors,...) que precisan de herramienta de corte de precisión (fresas, escariadores, brocas, lanzas, cuchillas de tronzar, punzones, piezas especiales, avellanadores,...). Industrias Mail es una pequeña empresa familiar, que con una facturación de 400 millones de pesetas, tiene que conjugar su especialización con el problema que supone hacer productos a medida. La empresa desde que se configurara como sociedad anónima en 1973 tiene ya registradas más de 43.000 referencias de productos y más de 123.000 pedidos servidos a sus clientes. "Servimos lotes de cinco unidades e incluso de una. Los pedidos se asemejan lo más posible, se hacen familias. Dentro de la especialización los procesos se estandarizan al máximo", señala Aitor Alberdi, director financiero de la firma. La especialización en su producción exige a los responsables de Industrias Mail contar con un seguimientos completo de la producción, de la procedencia del material hasta el operario, que de una forma en gran parte artesanal, se encarga de elaborar la pieza. "La materia prima se compra en el extranjero. Se sabe hasta quien hace las piezas. La trazabilidad es completa.Cada pieza lleva una numeración que sirve para saber toda su historia, desde el origen de la colada hasta quien la hizo. Todo se hace bajo pedido no existen stocks", asegura Alberdi. Pese a que el trabajo a la carta les impide contar con catálogos homogéneos de producto, Industrias Mail, decidió hace cuatro años salir al extranjero. En 1993 tan solo exportaban, con una facturación de 200 millones de pesetas, por valor de cuatro millones de pesetas, unas cifras realmente anecdóticas. El pasado año se alcanzaron ya los 60 millones de pesetas con el doble de facturación. Estas cifras se alcanzaron sin aumentar el personal, 26 trabajadores, y gracias al incremento de las horas de formación. "Para salir al exterior apostamos por la cerrejaría, el sector en el que somos más fuertes, podríamos decir que somos el número uno en España. Buscamos clientes potenciales en Alemania, les visitamos y funcionó. Nuestra principal ventaja es que servimos el producto en este mercado en menos de cuatro semanas cuando la media en Alemania es de dos meses y medio a tres meses", indica Juan Puig, director comercial. La entrada en Alemania les permitió hacer incursiones en otros mercados como Austria,Portugal e Italia y alguna salida puntual a Venezuela o México. "En Francia no se ha podido entrar pese a la proximidad. Los franceses ante situaciones iguales prefieren el producto nacional", indica Puig. La entrada en cerrajería en Alemania les ha permitido poco a poco entrar en otros sectores. En esta salida al exterior las nuevas tecnologías de las comunicaciones han supuesto una nueva posibilidad de hacer negocio ya que la necesidad de conocer los planos y mantenerse en contacto constante con el cliente, que es el consumidor final, es mucho más fácil. En este proceso casi artesanal juegan un papel esencial los trabajadores. Los 26 empleados de Industrias Mail son todos fijos y a su jubilación ven como su puesto de trabajo es ocupado por un joven procedente de formación profesional. La antiguedad media de los trabajadores de Mail ronda los veinte años y hasta hoy se han beneficiado de sistema de primas en función de los tiempos de elaboración de las herramientas. "Cada cierto tiempo tienes que cambiar los tiempos para dar otro arreo a la producción", señala Alberdi. En todo caso, las primas parece que van a dar paso a otros sistemas de motivación basados en la mejora continua y en la aportación de ideas. "Se van a crear unas tablas para todos que fomenten la participación de los empleados en el proyecto", indica Alberdi.

Montar un negocio en los bajos de cada casa

"En Eibar debajo de cada casa había un taller y la familia decidió también ponerse a hacer algo.El abuelo, junto a otras tres personas, montó un negocio de pinzas y garras para tornos, machos para tuercas y trabajos auxiliares de la industria general", indica Aitor Alberdi, director financiero de Industrias Mail y nieto del fundador del primer negocio de la familia. Esta primera empresa empezó a funcionar en marzo de 1958 debajo de un edificio de viviendas en el centro de Eibar; un edificio que el abuelo de Alberdi fue comprando hasta hacerse con su totalidad. En 1963 el negocio empezó a tomar la orientación actual. Se abandonó la producción de pinzas, garras y machos para centrarse en la fabricación de herramientas cortantes de precisión,así como tratamientos térmicos de toda clase de aceros. El comienzo de la década de los sesenta fue también el del relevo generacional, el abuelo deja paso al padre de Aitor Alberdi y a sus tres cuñados (Martín, Izaguirre y Leturiondo), cuyos descendientes ocupan ahora los puestos de responsabilidad de la empresa. En 1965 la empresa, que llevaba el nombre de José Luis Alberdi, se restructuró y se decidió comprar un solar en el barrio Apalategui de Eibar. En este terreno se instaló la planta de tratamientos térmicos. Pero en todo caso, la empresa seguía necesitando un cambio. El crecimiento de la ventas y la nueva coyuntura llevó a que sus propietarios transformaran la sociedad personal José Luis Alberdi en una Sociedad Anónima. Tercera generación La empresa, a la espera de la entrada de la tercera generación en la gestión, abandonó en 1983 el tratamiento térmico para centrase en la fabricación de herramienta especial. Los años siguientes fueron los de la renovación tecnológica gracias a los programas de relanzamiento industrial promovidos por el Gobierno vasco. A principios de 1988, dadas las limitaciones que tenían los locales del centro de Eibar, se piensa en el traslado a los terrenos e instalaciones del barrio Apalategui. Los locales de Eibar no permitían crecer por la falta de espacio.Las nuevas instalaciones se inauguraron el primero de enero de 1989. La tercera generación de momento no vive los problemas de sucesión que se presuponen en todas las empresas familiares. "Los tres hijos de los socios tienen un puesto en la empresa. La gran suerte que tenemos es que los socios nos llevamos bien y hacemos juntos la vida social. No tenemos ningún roce. La cuarta generación es la que no lo tiene tan fácil", señala Aitor Alberdi. En casa de Alberdi son seis hermanos y la cuarta generación está ya formada por 11 jóvenes lo que hace muy difícil que el negocio se mantenga como hasta ahora en manos familiares.

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