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Capturado en un centro de desintoxicación de Guadalajara el prófugo acusado de dos muertes

Una asociación de ayuda a drogadictos recogió a 'El Loco' en La Rosilla y le dio techo

F. Javier Barroso

Setenta y cuatro horas duraron las correrías de Fernando Alberto Rivero Vélez, El Loco, el supuesto autor del doble crimen del hotel Reyes Católicos que el pasado miércoles escapó esposado de la Audiencia Provincial de Guadalajara. Una veintena de policías y guardias civiles le sorprendió ayer en un centro de desintoxicación de Irepal (Guadalajara). Allí había recalado después de pedir ayuda a los monitores de una asociación de ayuda a drogodependientes que le encontraron en el poblado marginal de la Rosilla y, sin saber quién era, le brindaron un techo.

La fuga de El Loco, de 30 años, comenzó el pasado miércoles cuando fue llevado desde la madrileña cárcel de Valdemoro hasta la Audiencia de Guadalajara para ser juzgado por un robo que había cometido con anterioridad al doble crimen. Un sargento y tres guardias civiles le acompañaban. Antes de entrar en la sala, pidió permiso para ir al aseo. Al salir del baño, golpeó a uno de los agentes y salió corriendo. El sargento, al tratar de alcanzarle, se resbaló y se cayó. El Loco emprendió su huida por la calle de la Virgen de la Soledad, llena de transeúntes. Pese a ir esposado se zafó de sus perseguidores.La policía le considera un preso conflictivo y muy peligroso. Tenía 12 antecedentes por robo, atracos, lesiones, atentado contra la autoridad y falsificación de documentos. Para capturarle, la Subdelegación del Gobierno en Guadalajara montó un dispositivo especial de vigilancia en las estaciones y las carreteras de acceso a la ciudad alcarreña. El control policial se extendió hasta la Comunidad de Madrid, en especial en Alcalá de Henares, donde el prófugo había vivido doce años.

Ayuda en La Rosilla

El jueves, el prófugo, un gran conocedor de los poblados marginales, alcanzó La Rosilla, en la capital, donde se presentó a los monitores de la asociación de ayuda al toxicómano Remar, quienes no le reconocieron. El Loco, siempre según la versión del director del centro de Remar en Irepal, les pidió ayuda para poder abandonar el lugar. Llevaba la ropa sucia y tenía hambre.

Los monitores le llevaron a un centro de la asociación donde se duchó, se cambió de ropa y cenó. Por la noche, le trasladaron en un coche hasta la finca de Guadalajara. Durante su primer día no realizó ningún trabajo ni ayudó al resto de toxicómanos (Remar almacena ropa usada en naves que después envía a los países en vías de desarrollo). Por la noche entró en la cocina y empezó a colaborar en las tareas cotidianas del centro. Lo único que pidió fue cortarse el pelo. De este modo, según el director de Remar, quería cambiar su imagen y pasar inadvertido. "Ahora que está detenido se da uno cuenta de que hacía algunas cosas para intentar ocultar su imagen", explicó. El fugado iba indocumentado y no llevaba dinero.

Los monitores de la finca de Irepal se percataron de la identidad del prófugo al ver su imaggen en los periódicos. El director del centro avisó entonces a la comisaría de policía de Guadalajara de que el fugado estaba en la finca. Los agentes acordonaron el lugar. Le sorprendieron en el momento en que transportaba un montón de ropa de una nave a otra. Al verse rodeado por los agentes, no opuso ninguna resistencia, siempre según la versión del director del centro.

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El subdelegado del Gobierno en Guadalajara, Jonás Picazo Gómez, ofreció una versión distinta. Explicó que la detención se produjo gracias al rastreo que realizaron de forma conjunta la Guardia Civil y la Policía Nacional. Los agentes se presentaron en la finca y enseñaron la fotografía del fugado. Los policías esperaron a que vinieran refuerzos y rodearon la finca. Luego, le apresaron en la cocina, según el subdelegado. "Aprovechó que en el centro no se leía la prensa ni se estaba al tanto de la actualidad para pasar inadvertido", explicó Jonás Picazo. Tras su paso por la comisaría de Guadalajara, fue conducido al juzgado deguardia de la ciudad alcarreña, donde permaneció 30 minutos. Se negó a declarar ante el juez, que ordenó su ingreso en la prisión de Valdemoro.

Vélez Rivero está acusado de haber matado con una escopeta el pasado 2 de julio al recepcionista y a un cliente del hotel de los Reyes Católicos, en la calle del Ángel, en el casco antiguo de Madrid. También dejó malherida a una cliente, a la que intentó degollar. El móvil del crimen, en el que Vélez Rivero, desplegó una inusual violencia, fue el robó de la caja (19.000 pesetas). Cinco días después del doble crimen fue detenido en Badajoz, cuando trataba de huir a Portugal.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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