Aznar medita en Doñana el alcance de su primera crisis de Gobierno

Una ola de incertidumbre sobre su futuro se abate sobre ministros y dirigentes del PP mientras José María Aznar, desde el Coto de Doñana, medita este fin de semana en torno a los cambios que introducirá en el Gobierno y la dirección del partido al hilo de su XIII Congreso. Una crisis en la que ya casi nadie duda en el Gobierno y los aledaños de Aznar, en particular después de que el pasado jueves el propio presidente estimulara con un "tengo que tomar una decisión antes del Congreso" los rumores que había levantado el martes.

En el entorno presidencial de La Moncloa nadie se acababa de creer que habrá crisis de Gobierno en una semana hasta que el pasado jueves José María Aznar lanzó su segundo mensaje ambiguo. El jefe del Ejecutivo ni siquiera había dado la más mínima pista sobre el asunto. Hasta ahora, Aznar mantuvo que agotaría la legislatura con el mismo Gobierno. Lo dijo el pasado 14 de diciembre en Praga y lo había subrayado ya en otras muchas ocasiones con palabras que no dejaban lugar a la duda. En La Moncloa predominaba la idea de que con el primer mensaje del presidente el martes pasado, cuando dijo que "a día de hoy el Gobierno no va a cambiar, y a día de mañana tampoco", lo que pretendía era suscitar la atención sobre el congreso del PP -que se celebrará de los días 29 al 31- y sobre el hecho de que aunque ya ha conseguido batir el récord de permanencia de un Gobierno desde la reinstauración de la democracia desea agotar la legislatura.Ahora ya no hay dudas. Medios gubernamentales recuerdan lo que sucedió con el relevo de Miguel Ángel Rodríguez al frente de la Secretaría de Estado de Comunicación el pasado julio. Todo el mundo se enteró, incluidos los dos vicepresidentes del Gobierno, el día en que cesó. En esta ocasión será igual, con la diferencia de que ha desaparecido el factor sorpresa.

La alerta, en esta ocasión, de ministros y dirigentes del PP ha suscitado las especulaciones sobre el alcance de los planes de Aznar. En algo hay unanimidad: si alguien puede estar seguro de que no sale del Gobierno en esta primera crisis es su miembro más desgastado, el vicepresidente primero Francisco Álvarez Cascos. "Sería demasiado humillante para Paco que además de ser relevado como secretario general del PP, en el congreso le sacara del Gobierno", dice una fuente. Aznar, se recuerda además, le ha encargado la coordinación de una tarea de alcance: las ayudas a las víctimas del terrorismo, que detallará una proposición de ley.

Dos tesis se dibujan en los ámbitos gubernamentales. Aznar se limita a un reajuste técnico obligado por el congreso y las elecciones autonómicas de junio o va más allá y trata de reforzar la imagen centrista del Gobierno con el relevo de sus aristas más duras.

Primera tesis: la crisis se limitaría al trasvase de un ministro de peso a la secretaría general del PP en sustitución de Cascos. Junto a ello, la sustitución de Juan Ignacio Barrero en la presidencia del Senado -nombrado candidato a la Junta de Extremadura- podría empujar a otro trasvase: el de la ministra de Educación y Cultura, y única ministra miembro del Senado, Esperanza Aguirre. También tendría carácter técnico la especialización de Josep Piqué como ministro portavoz y su salida de Industria. Segunda tesis: una crisis para mejorar la imagen, acarrearía la salida de los ministros más quemados. Tres nombres son fijos en esas quinielas: Rafael Arias Salgado, de Fomento; Isabel Tocino, de Medio Ambiente; y Margarita Mariscal de Gante, de Justicia.