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TURBULENCIAS EN LOS MERCADOS

La UE y Asia no logran un acuerdo sobre los tipos de cambio

Los europeos defendieron el euro como moneda de estabilidad

Pilar Bonet

Los 25 ministros de Economía y Hacienda de la Unión Europea y países asiáticos (incluidos China y Japón) que se reunieron el viernes y el sábado en Francfort pusieron sobre la mesa ideas y propuestas sobre cómo abordar las fluctuaciones cambiarias entre las grandes monedas mundiales en época de turbulencias, pero se separaron sin llegar a ningún acuerdo. La reunión, que se celebró bajo la presidencia del ministro alemán de Economía, Oskar Lafontaine, era la segunda de este género tras la de Bangkok en 1997.

Entonces, los síntomas de la crisis asiática incipiente podían ser interpretados como fenómenos aislados y el euro no existía aún como moneda de reserva y alternativa al dólar y al yen. El cambio de circunstancias ocurrido en menos de un año y medio fue la columna vertebral del debate de Francfort, que no tuvo conclusiones vinculantes. Los representantes europeos se esforzaron por demostrar que el euro no es el símbolo de una zona económica excluyente, sino una esperanza de estabilidad y crecimiento también para los países asiáticos, en un mundo interdependiente. Lafontaine anunció ayer que se dirigiría a su colega de Brasil para expresarle el apoyo de la Unión Europea, que está dispuesta a colaborar para que se estabilice la situación en aquel país.El foro euroasiático de Francfort volvió a evidenciar las diferencias entre el ministro de Hacienda alemán y el presidente del Banco Central Europeo, Wim Duisenberg. Conjuntamente con sus colegas de Francia y Japón, Lafontaine propuso crear un sistema de tipos de cambio entre las principales monedas y se pronunció por la intervención "cuando fuera necesario" en los mercados internacionales para reducir la volatilidad de las principales monedas. Las tesis de Lafontaine provocaron objeciones abiertas por parte de los representantes de Holanda y Luxemburgo, presentes en Francfort, según medios de la reunión. El ministro alemán dio escasos detalles sobre su propuesta de sistema de tipos de cambio. Aparentemente, mantiene la idea de un control político sobre los mercados, pero de momento ha dejado de abogar por el establecimiento de bandas de fluctuación. El secretario de Estado de Economía, Heiner Flassbeck, un íntimo colaborador de Lafontaine, jugó con las expresiones "estabilidad flexible" y "flexibilidad controlada".

En Francfort, Duisenberg advirtió que, "aunque la introducción del euro representa un cambio institucional de gran importancia en la arquitectura del sistema monetario internacional, no supone en sí mismo un cambio de régimen en relación al sistema de tasas de cambio flotante actual".

Según Duisenberg, puede esperarse que los bancos centrales de los países que no pertenecen a la zona del euro se replanteen sus estrategias de gestión de divisas ante la diversificación de oportunidades que ofrece la nueva moneda. Además, el euro puede adquirir un papel más destacado como moneda-ancla para otros países europeos que, formal o informalmente, quieren orientar su tasa de cambio hacia el euro o hacia un cesto de monedas integrado en gran medida por el euro.

El ministro de Hacienda japonés, Kiichi Miyazawa, opinó ayer que sería difícil encontrar una fórmula para una nueva arquitectura financiera, y sugirió la posibilidad de que las monedas asiáticas se vinculen con una cesta de monedas. Flassbeck puntualizó que para el yen, el euro y el dólar lo que se discute es un mecanismo de estabilización, pero no una cesta de monedas ni las fórmulas de pegar una moneda a otra. Los mecanismos de estabilización del pasado no protegieron a Japón de las oscilaciones frente al dólar, dijo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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