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URBANISMODEFIENDEN LA RIQUEZA DEL POBLADO MARÍTIMO

Profesores univesitarios se oponen a "abrir en canal" el Cabanyal

Veinticinco profesores de la Universidad Politécnica de Valencia suscribieron ayer un comunicado en contra de la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez hacia el mar, "derribar 1.500 viviendas, desplazar a unos 1.000 habitantes y abrir en canal" el poblado marítimo valenciano. El manifiesto destaca el valor de su arquitectura popular y sostiene que la brecha que amenaza con dividirlo en dos pondría en peligro un barrio "vivo y activo como posiblemente no exista en el resto de la ciudad".

Los profesores, de la Escuela de Arquitectura y la facultad de Bellas Artes mayoritariamente, cuestionan seriamente que la zanja que amenaza con seccionar el poblado marítimo sea "la mejor decisión para los valencianos y para la rehabilitación del Cabanyal" como afirmó el concejal popular Miguel Domínguez tras el pleno que aprobó, el julio pasado, la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez. En el escrito, rebaten los argumentos defendidos para justificar el proyecto: la supuesta necesidad de alargar la avenida hacia el mar y la rehabilitación del barrio. El Cabanyal es muy anterior a la existencia de la avenida que se desea extender, defienden los firmantes. La fractura prevista en el proyecto urbanístico provocaría una sección de 48 mentros de ancho en el barrio, algo que amenazaría, señalan, la "atractiva" oferta cultural, gastronómica y recreativa del Cabanyal. Arquitectura popular El escrito resalta el "magnífico muestrario" de arquitectura popular que compone el entramado de manzanas que conforma el barrio. "Casas modestas embellecidas con cerámica, adornos de alabastro, artesanía en madera y hierro, detalles cuidados y casas señoriales de variados estilos" conforman el particular inventario artístico del poblado marítimo valenciano. Los profesores también advierten de los efectos "contraproducentes" que puede tener la prolongación de Blasco Ibáñez y cuestionan que la apertura de una gran calle que atraviese la actual encrucijada de manzanas suponga la regeneración de la zona. Recuerdan experiencias anteriores frustradas, como la avenida del Barón de Cárcer, iniciada en 1940 que abrió paso a la actual "degradación de los barrios de Velluters y del Mercat" El documento aconseja a los responsables municipales que visiten el barrio y "recapaciten" ante la que califican como "una de las decisiones urbanísticas más graves de los últimos cincuenta años de Valencia: acabar con un barrio".

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