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SALUD

La píldora no daña la salud de la mujer a largo plazo

Estudio realizado por el Fondo Británico para la Investigación del Cáncer

Isabel Ferrer

Casi 40 años después de su introducción en el mundo occidental, la píldora anticonceptiva se ha liberado por fin de uno de sus mayores lastres: los riesgos para la salud de la mujer a largo plazo. La nueva liberación que ello supone sobrepasa con creces el terreno sexual. Acaba con el miedo a padecer enfermedades asociadadas a los contraceptivos orales, ya sean derrames cerebrales o cáncer cervical y de mama años después de haberla dejado.

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El miedo y el mito

Según el estudio más amplio dedicado hasta la fecha al particular y elaborado por el Fondo Británico para la Investigación del Cáncer, "si una antigua usuaria sufre una dolencia grave en la madurez no será por culpa de la píldora". La seguridad demostrada por Valerie Beral, directora de la investigación, al pronunciar esta frase no puede atribuirse sólo a un carácter fuerte. El trabajo que ha supervisado abarca 25 años y siguió los historiales clínicos de 46.000 mujeres británicas en edad fértil. La mitad de ellas tomaba ya anticonceptivos hormonales en 1969, ocho años después de que los médicos de cabecera empezaran a prescribirlos legalmente.

Con el paso del tiempo, los archivos de la sanidad pública que han hecho posible su seguimiento registraron un aumento significativo. Hasta dos tercios de las censadas acabaron inclinándose también por la píldora durante cinco años por término medio.

Teniendo en cuenta que hay 300 millones de consumidoras en el mundo -tres millones sólo en el Reino Unido-, expertos como la doctora Beral han intentado despejar las dudas más corrientes. "Sabemos que la píldora aumenta el riesgo de tener problemas circulatorios, así como algunos cánceres ginecológicos. Sin embargo, una década después de haberla abandonado ya no influye para nada en la posible aparición de dichas enfermedades".

A finales de 1993, última fecha de la que se conservan los datos completos de todas las mujeres, 1.600 de éstas habían fallecido aquejadas de cáncer y problemas cardiacos y vasculares. Los óbitos debidos al cáncer de mama y los achacados a otro cervical superaban la tasa nacional. Los de ovario estaban, por el contrario, muy por debajo de lo esperado. El resto de las muertes fueron debidas a distintos motivos, suicidios y accidentes incluidos.

Verdaderos efectos

A principios de la década en curso, la mayoría de las mujeres estudiadas llevaba cerca de 17 años sin ingerir píldora anticonceptiva alguna. Tan dilatado periodo ha permitido al equipo británico evaluar con tranquilidad sus verdaderos efectos.

Si bien el cáncer cervical y los derrames cerebrales aumentaron algo entre las usuarias mientras la tomaban con regularidad (38 y 87 casos, respectivamente, contra 13 y 38 en mujeres que no la usaban), el porcentaje sigue siendo mínimo para los expertos. "Como las muertes por dichas causas en este grupo de edad son escasas, el incremento observado es muy pequeño", según la propia Beral.

La investigadora recuerda también que los primeros anticonceptivos orales tenían concentraciones de hasta 50 microgramos de estrógenos, la hormona femenina. Las dosis actuales, mucho más bajas, reducen todavía más los riesgos en opinión de los científicos. "Sabíamos que el miedo a desarrollar una enfermedad mortal incluso 25 años después de haber dejado la píldora estaba muy arraigado entre las mujeres. Ahora podemos decir que no hace falta preocuparse más", ha concluido Clifford Kay, el médico que inició el estudio en 1968 a base de recopilar los datos remitidos por 1.400 consultas públicas.

Con todo, la Asociación para la Planificación Familiar ha preferido mantener una cautela que bien puede calificarse de profiláctica. Ha recomendado el control periódico de la presión sanguínea a cualquier mujer que pretenda tomar un anticonceptivo hormonal oral. Si lo une al tabaco, subraya, debe recordar que aumenta de forma clara el riesgo de sufrir una hemiplejía.

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