Europa adulta
La Unión Europea supone el triunfo de la razón. Antes, todos los grandes Estados se habían fundado sobre la base de la dominación y de la fuerza. Europa surge de la libertad, de una voluntad política común. (...) De ahí su grandeza y la irresistible atracción que ejerce más allá de sus fronteras. Europa da envidia a quienes no están en ella, pero nosotros no vemos más que una confusión de siglas, negociaciones sin fin e impotencia en la escena internacional. Es normal: no produce asombro aquello que se tiene; se quiere más, y eso es bueno. Se desearía tanto de Europa que se olvida su edad: apenas medio siglo, la infancia de una utopía. (...) Frente a EEUU, a China y a la India del mañana, hemos soñado con sellar nuestra unión en el euro, la moneda única europea. El euro está ahí, pero la aventura no ha hecho más que empezar. (...) Europa une a los pueblos y a los Estados que, de no aunar sus fuerzas, no tendrían ya a qué renunciar siquiera. Por sí misma, Francia no habría podido hacer el Airbus. La elección es entre el éxito de Europa o los declives nacionales. (...)
La unificación se acelera con el euro. La moneda única —no sin dificultades— va a armonizar las políticas fiscales. Las políticas sociales, poco a poco, vendrán después. La defensa europea está en marcha. Europa avanza como potencia. Por encima de escollos y crisis, llegará a la federación; a una federación de Estados-nación primero y de naciones a secas después, pues son los Estados-nación, y no las naciones, los que van a desaparecer. (...)
9 de enero
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