Un oratorio imponente
En plena efervescencia bíblica, Ibermúsica abrió el 99 con el imponente oratorio Elías, de Mendelssohn, un particular punto de encuentro entre la tradición coral barroca y el romanticismo.La Real Filharmonía de Galicia lleva en sus venas un cierto descaro. No ha cumplido todavía tres años y ha hecho ya sus pinitos por Alemania, y hasta se ha presentado -con éxito- en la Semana Mozart de Salzburgo el año pasado. A su director, Helmuth Rilling, le gustan estos atrevimientos, como también le gusta la idea de rodearse en los conciertos comprometidos con su querido coro de Stuttgart (fundado por él en 1954) o con cantantes muy vinculados a sus planteamientos. Es cuestión de fidelidades y, sobre todo, de criterio artístico.
Elías
De Mendelssohn. Real Filharmonía de Galicia. Gächinger Kantorei Stuttgart. Director: Helmuth Rilling. Con C. Nylund, I. Vermillior, J. Taylor y T. Quasthoff. Ciclo Ibermúsica. Auditorio Nacional, 7 de enero.
En un ciclo donde han actuado esta temporada Daniel Barenboim, Riccardo Muti o Giuseppe Sinopoli, y se está a la espera de Rattle, Levine o Haitink, con sus respectivas orquestas, la presencia de una agrupación nacional de dimensiones moderadas -50 instrumentistas- puede parecer una apuesta de alto riesgo. Lo es, efectivamente, pero Helmuth Rilling y los suyos sortearon todos los obstáculos previsibles con asombrosa habilidad y hasta con una admirable osadía. Espléndido el coro (tanto en la dimensión estructural como en el dominio de las dinámicas o en la afinación), magnífico el cuarteto vocal (con un Quasthoff absolutamente sensacional, capaz de emocionar en su registro lírico -qué maravilloso Es ist genug- y en su intensidad gramática), solvente la Real Filharmonía de Galicia (crecida ante el desafío, demostrando sus capacidades técnicas y dejándose la piel en cada número), inspirado en el podio el director (exhibiendo continuamente sus facultades concertadoras, su dominio de las dosificaciones y su estrecha vinculación con una tradición de peso).
Elías se mostró así con claridad, en su sustancia camerística, lejos de tentaciones exhibicionistas, conquistando al público por la hermosura de una música llena de agua y fuego, de emoción y verdad. El éxito fue enorme.
Babelia
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