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El hielo siembra el caos en Ávila ante la inoperancia del Ayuntamiento

Cuatro días después de la fuerte nevada que cayó sobre Ávila -30 centímetros de espesor, como no se recuerda desde hace 21 años-, la situación en la ciudad era ayer caótica debido a que el hielo se había adueñado de las calles y los vecinos, cuyo único tema de conversación era el despropósito municipal, sufrían frecuentes patinazos y caídas. Hasta 61 personas fueron atendidas de urgencia entre la Nochevieja y el domingo, entre ellas 27 por fracturas diversas.

El clamor de los vecinos fue unánime: el Ayuntamiento de Ávila (casi 50.000 habitantes) no había actuado con diligencia. Y aunque por la mañana la alcaldesa, Dolores Ruiz Ayúcar, del Partido Popular (PP), insistió en que se habían puesto todos los medios, al mediodía cedió y admitió que el temporal les había desbordado, que sólo estaban preparados para 10 centímetros de nieve. "Lo lamento muchísimo, soy la primera en sentir lo ocurrido y la situación que se ha generado porque también la estoy padeciendo", afirmó Ayúcar.La central telefónica municipal echaba humo por las quejas y la policía local recibió más de mil llamadas. Los abulenses aseguraban que no habían visto a ningún operario por las calles hasta el sábado, más de 24 horas después de la nevada, cuando la primera edil había señalado que más de 300 personas habían intentado remediar la situación.

Los 75.000 kilos de sal esparcidos por la ciudad no se notaron. "Estoy de acuerdo en que no se ha llegado, que Ávila está mal, pero que los abulenses sepan que no hemos dejado de trabajar", dijo reconociendo que el 35% de las calles de la ciudad todavía estaba intransitable. "No es que no estemos preparados, es que nos ha desbordado", afirmó. Y aseguró que la empresa de limpiezas FCC había cumplido las condiciones fijadas en el pliego de condiciones, respondiendo así a los concejales de IU. "Las máquinas quitanieves no pueden utilizarse en muchas calles y hay que ir con la sal, el pico y la pala en un trabajo artesanal", añadió. Por la tarde, los servicios municipales limpiaban con medios que no se habían observado antes.

A parte de los problemas, el temporal ha generado algunas situaciones surrealistas: mientras muchas personas se las veían y deseaban para andar por las calles, los voluntarios municipales de Protección Civil ayudaban a las puertas de las iglesias a entrar en la misa dominical. Los vecinos se preguntaban cómo se habían despejado los puertos de montaña de la provincia en tanto que algunas calles de la capital eran intransitables.

Por otra parte, la flota de bajura de Galicia permaneció ayer amarrada tras el fuerte temporal de viento, con rachas de entre 75 y 100 kilómetros por hora, desatado en las costas de A Coruña, Lugo y Pontevedra. La inactividad en los puertos fue casi total.

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