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Entrevista:

"Yo seré el comodín, decidiré quién será el próximo presidente del Gobierno ruso"

El partido liberal Yabloko ha demostrado en San Petersbrugo que tiene tirón popular, y eso ha servido para que su líder, Grigori Yavlinski, esté convencido de que será el árbitro en las elecciones presidenciales del año 2000. Para apoyar al futuro presidente, exigirá el control del Gobierno.Grigori Yavlinski, de 46 años, presume, tal vez con razón, de dirigir el primer partido "civil" de la historia de Rusia. Desde su despacho de la Duma, este antiguo cartero y electricista convertido a golpe de tesón en prestigioso economista, desgrana la estrategia con la que pretende llegar al poder. Sus bazas, añade, serán una maquinaria electoral efectiva y un programa que combine lo mejor del liberalismo, la democracia y el conservadurismo. A largo plazo, su sueño es que Rusia sea un país democrático, próspero, europeo y miembro de la OTAN.

Pregunta.¿Está totalmente recuperado de su reciente ataque cardiaco? Respuesta.Eso dice mi médico. Esta mañana estuvimos corriendo juntos y yo iba más rápido que él.

P.La política, ¿es para usted una medicina o un veneno?

R.Es como un cuchillo. Puedes usarlo para cortar salchichas o para matarte. Es la vida.

P.¿A qué atribuye el excelente resultado de su partido en la primera vuelta de los comicios en San Petersburgo?

R.Al trabajo de mi partido y a que los ciudadanos de esta ciudad siempre han sido partidarios de la reforma. Hay ocho diputados por San Petersburgo en la Duma estatal. Seis son de Yabloko, que, además, apoyó a los otros dos, entre ellos, la recientemente asesinada Galina Starovoitova.

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P.Fuera de las grandes ciudades, digamos en Magadán, en el Extremo Oriente, Yabloko no es tan fuerte.

R.Pero en Magadán sólo viven dos personas: una es comunista y la otra es Zhirinovski . Por ahora, prestamos más atención a las zonas en las que vive más del 60% de la población. Para triunfar en Magadán hay que hacerlo antes en Moscú, San Petersburgo o Rostov.

P.¿Qué espera para 1999?

R.En Rusia es difícil saber incluso lo que pasará mañana. Es todo tan inestable...

P.¿Cómo se prepara su partido para las elecciones presidenciales y legislativas?

R.Yabloko no es tan sólo un partido ideológico con una fuerte representación en la Duma. Somos pragmáticos y estamos creando una maquinaria electoral fuerte y funcional. Sin ella, jamás tendremos éxito.

P.Unas veces se les llama liberales; otras, socialdemócratas...

R.Lo digo de una vez y para siempre: Yabloko es un partido liberal y democrático. Lo más importante para nosotros son los valores, los derechos humanos, la libertad, la economía de mercado y la construcción de un poder democrático en Rusia. Nuestro objetivo es que, dentro de 20 o 25 años, éste sea un país europeo y miembro de la OTAN. La fórmula es: menos regulación, la menor posible, propiedad privada, competencia, impuestos bajos, un Gobierno pequeño...

P.¿Es posible realizar esos valores liberales en la Rusia de hoy?

R.Es difícil cuando la mayoría de la población se halla en una situación desastrosa. Por eso decimos que es absolutamente necesario pagar los salarios. Si alguien dice "quiero que me paguen por mi trabajo", ¿es por ello socialdemócrata? También los liberales quieren que les paguen el sueldo. Pero sólo a través de cambios económicos liberales se pueden satisfacer las expectativas de quienes necesitan más apoyo.

P.En cierta forma, Yabloko tiene también una agenda socialdemócrata.

R.Sí. Y conservadora.

P.O sea, que en Yabloko cabe casi todo.

R.Como líder, yo soy liberal, pero Yabloko puede acoger a todos los demócratas rusos. Defendemos valores democráticos básicos, pero tenemos diferentes visiones y debates internos. Constantemente llegamos a compromisos entre liberales, socialdemócratas y conservadores, porque comprendemos que hace falta una fuerza política democrática poderosa. Éste es el primer partido civil de Rusia. El primero en mil años.

P.¿Cuánto tardará Yabloko en llegar al poder?

R.Tendremos 100 escaños en la Duma en 1999, de 450. Ahora tenemos 50, en 1993 sólo teníamos 29. Dentro de un año volveremos a doblar. Y en el 2000 llegarán las presidenciales, y ya veremos qué pasa.

P.¿No es partidario de hacer coincidir las legislativas y las presidenciales en 1999?

R.No. Los votantes deben entender. Volvieron a elegir a Yeltsin en 1996, y eso que ya estaba claro lo que eso significaba. Ahora todo el mundo paga por ello. Fue una lección muy dura. Pero no estoy a favor de cambiar todo simplemente porque no me guste. Ustedes le eligieron, pues esperen al fin de su mandato. P.Hay quien dice que el auténtico riesgo está en que Yeltsin siga en el Kremlin. R.Ciertamente, necesitamos otro presidente. Nos ha paralizado por completo. Salió tres horas del hospital y despidió a toda su Administración. No tengo ni idea de por qué, ningún político en Rusia la tiene. Así fue siempre. Ése es Yeltsin. Todo el mundo lo sabía, y, sin embargo, lo reeligieron. La gente está profundamente insatisfecha con Yeltsin, pero no siento que desee que se vaya inmediatamente. Yo soy un político, y haré lo que sienta que quiere el pueblo, no lo que yo creo como intelectual. Eso nunca funciona.

P.¿Por qué fue Yeltsin tan fuerte hace unos años?

R.Porque estaba siempre en la cresta de la ola, en la dirección hacia la que se movía el país. No era un genio, pero tenía olfato. Y todavía era un demócrata. P.¿No teme que Primakov pueda ser elegido presidente?

R.No lo será.

P.Ya lo es, de hecho.

R.No. Es un vicepresidente, o más bien un doble. Yeltsin desaparece con mucha frecuencia y debe quedar alguien en el despacho para negociar.

P.¿Y por qué Primakov?

R.Haría falta alguien legitimado, no el hijo cuyo padre es Yeltsin, que le presentó, y cuya madre es la Duma, que le votó. Con tales progenitores, siempre tendrá algunos límites. Pero si hacen falta elecciones, él las hará, y si hay que negociar con los servicios secretos o las estructuras de poder, él será capaz de hacerlo.

P.O sea, que es una garantía.

R.No violará la Constitución, ni destruirá las libertades básicas, ni implantará un estado de emergencia ni recurrirá a la violencia. Le conozco. Está muy alejado de mí. No es un liberal, ni un demócrata, pero tampoco un comunista. Es un burócrata soviético, una figura de transición. Y se le necesita. Eso sí, como primer ministro económico es un desastre.

P.¿Está Rusia tocando fondo?

R.En Rusia nunca se sabe lo que va a pasar. No se puede ser optimista porque, al primer fallo, que llegará, te vendrás abajo. Y no se puede ser pesimista porque eso te paraliza desde el principio.

P.¿Se puede superar la crisis sin ayuda exterior?

R.La respuesta es muy sencilla: Rusia no va a encontrar el camino para salir de la crisis. Rusia vivirá en la crisis. Lleva haciéndolo mil años. Lo único que puedo decir es que la vida seguirá.

P.¿Se podrá pagar la deuda externa?

R.El Gobierno no es capaz de pagar, eso está claro. Si Occidente quiere seguir dando dinero, que lo haga, pero que se olvide de recuperarlo. Se presta a un país que no paga a sus militares y maestros, que ofrece intereses del 200% por su deuda. ¿Se imagina si esto hubiese ocurrido hace 20 años, en tiempos soviéticos? Profesores que mueren en huelga de hambre, corrupción, criminalidad política, juego sucio, todo el mundo matándose el uno al otro. Pero es ahora cuando pasa eso, y se hace de forma abierta.

P.¿Pagará usted la deuda si llega al Gobierno?

R.Sí. Es difícil decir cómo lo haré, ya que no sé cuándo ocurrirá, pero para nosotros es una cuestión básica, ya que queremos establecer relaciones comerciales muy estrechas con Occidente, porque sin su apoyo no podremos restaurar el país. Pero el primero, segundo y tercer objetivo de mi Gobierno será lograr la confianza del pueblo ruso. Sin ella no funcionará la economía de mercado.

P.¿Cuántos días necesitaría para mejorar la situación? ¿Serán 500, como en su famoso programa de los tiempos de Gorbachov?

R.No. Sólo un día. La vida en Rusia es tan incómoda que hace falta poco para mejorarla. Ese día, el nuevo presidente se dirigiría al pueblo, le mostraría que le respeta, que está en su despacho todo el día y no tres horas...

P.¿Cuál es su estrategia para llegar al poder?

R. Mostraré a la gente el valor de los principios democráticos. Contrataré a 100.000 personas para que expliquen puerta a puerta que queremos una Rusia democrática. Que podemos hacer realidad el sueño de que cada escolar sea igual el próximo siglo que uno norteamericano o europeo. Que nuestro Ejército se integrará en la OTAN y en el sistema de seguridad mundial.

P.¿Y qué pasará en las elecciones del 2000?

R.Aunque no llegue a la segunda vuelta, seré el tercero en discordia y, por tanto, el comodín. Yo decidiré quién será presidente. Tendremos 100 escaños en la Duma y entre el 15% y el 20% de votos en la primera vuelta. Y diré a los dos finalistas: "Voy a presentar mi programa de Gobierno. Si alguno está de acuerdo, sentémonos a hablar". Nuestros 100 diputados serán la garantía. No ocurrirá como con Lébed en 1996, que Yeltsin le utilizó y luego le dio una patada en el culo, porque no era nadie, sólo una figura popular.

P.¿Y si las cuentas no salen?

R.En cualquier caso, ésa es la forma de crear poder. No soy un intrigante que pide a escondidas que le hagan primer ministro. Yo construyo mi propia base sobre los votos. Si la gente no quisiera, me tomaría un descanso, hasta que se diese cuenta de que tenía razón. Entonces volvería.

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