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Tribuna
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Tradición

DE PASADADel mismo que no concebimos la Navidad sin sorteo de Lotería, ni el cambio de año sin la ceremonia de las uvas ni los patéticos programas televisivos, es imposible entrar en Año Nuevo sin el rumor de la controversia por la celebración de la Toma de Granada. Si un día los polemistas permanecieran en silencio, y no repitieran con su elocuencia circular los argumentos contra la tremolación del pendón y los gritos que conmemoran el histórico sometimiento, tendríamos la sensación de haber perdido una parte integrante de nuestro patrimonio costumbrista. Si la consejera de Cultura Carmen Calvo ha decidido preservar por su valor sentimental el barco que une Cádiz con El Puerto ¿no debería conceder el mismo grado de protección a la Polémica de la Toma? Es más. Los polemistas, desde el antropólogo Isidoro Moreno a Ian Gibson, pasando por el escritor Andrés Sopeña, debieran contar con algún incentivo por mantener viva la tradición no de la Toma sino de la Polémica, que es un acontecimiento en sí mismo, al margen del pendón e incluso de Boabdil y de los Reyes Católicos. De momento no cabe preocuparse por un imprevisto decaimiento. Por un lado, los detractores han demostrado en esta ocasión un vigor extraordinario, e incluso han organizado actividades colaterales, incluida una demostración de danza a cargo de una bailarina hebrea. De otro, ha surgido una plataforma en favor del ritual de la Toma al frente de la cual figura Juan Rodríguez Castillo y que, después de advertir que entre sus propósitos no se halla el de "quemar herejes ni expulsar judíos ni infieles" proclama la "la europeidad y la cristiandad de España". Lo que sí está pendiente es un homenaje de los periodistas andaluces a los Reyes Católicos, no por fundar la Inquisición ni cometer alguna otra tropelía sino por haber entrado en Granada justamente el 2 de enero, fecha proclive a la resaca y al desierto informativo. Parece como si Isabel y Fernando, antes de tomar la ciudad, hubieran pensando en los informadores andaluces que deben rellenar los periódicos en jornadas tan vacías y melancólicas. Gracias a que la unidad de España se logró el 2 de enero, y no el 15 o el 20, los diarios tienen la garantía de una noticia perenne para una jornada escasa. San Francisco de Sales hizo menos por los periodistas y es su patrón ALEJANDRO V. GARCÍA

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