_
_
_
_
Reportaje:

Navidades con mucho drama

Todo el que acude al teatro de la Abadía repara en las figuritas de piedra esparcidas por el jardín que representan enanitos y otros personajes de cuento. En realidad no pertenecen a este centro de producción teatral que dirige José Luis Gómez, sino a sus vecinos, a los niños del centro de acogida dependiente de la Comunidad de Madrid. A base de compartir el mismo jardín y de saludarse todos los días, actores y niños han entablado cierta amistad, que ha desembocado en una bella iniciativa: tres actores han pasado estos días enseñando a jugar al teatro a 25 de estos menores que no pasan la Navidad con su familia, sino con las monjas que les cuidan todo el año. El día de Reyes tendrán roscón, chocolate y piñata en La Abadía."Son niños que se quedaban sin ir a sus casas. A lo mejor les saca un día un familiar, pero la mayor parte del tiempo la pasan en su colegio", comenta Esther Balbás, una de las actrices que se ocupa de este taller de teatro. "Se nos ocurrió que podíamos organizar algunas actividades para ellos, se lo propusimos a las monjas y les pareció muy bien. Se trata de que tengan una fiesta, que también se sientan especiales, como todos los niños, por estas fechas. Y que entiendan el juego del teatro, que es jugar a lo que no son", añade esta actriz.

Cada vez que el teatro de La Abadía monta una función, son los niños vecinos los primeros en verla. "Siempre les ofrecemos un ensayo general", dice Ester. Esta actriz también relata cómo les llaman la atención a los pequeños los ensayos que realizan disfrazados. "Nos preguntan mucho por el teatro", añade la actriz.

La subidrectora del centro de acogida también está encantada con los vecinos. "Tenemos una relación muy estrecha", comentaba el pasado martes esta monja, mientras disfrutaba viendo cómo los pequeños, muchos de ellos con una pelota roja como nariz, tenían que intentar transformarse en peces o en elefantes con trompa y orejas.

El caso es que a las tres actrices de La Abadía no les está resultando demasiado sencillo mantener la atención de estos pequeños, que tienen edades entre los tres y los 17 años.

A uno le da de pronto por trepar por las filas de sillas apiladas; otro se cuela tras la cortina del escenario mientras una pareja corre dando vueltas y grita a pleno pulmón. La calma llega con el juego de Eurovisión. Uno de los más pequeños es el presentador y se toma muy en serio lo de poner orden y reclamar silencio. Van saliendo los cantantes de China, de África y de otros países. Saludar haciendo reverencias les ha entusiasmado. Lo que cuesta entonces es que abandonen el improvisado escenario, que se pongan los zapatos y regresen a su colegio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_