Final de etapa

La velocidad sin una meta predeterminada se ha demostrado vacía de contenido y la Bolsa española ha 'isto cómo se desinflaba el globo a pesar de que la presencia de dinero sigue siendo alta.

En la jornada de ayer se contrataron en el mercado continuo 152.605 millones de pesetas efectivas, de los que más de una quinta parte se consiguieron a través de algunas aplicaciones sobre títulos de Obrascon-Huarte y del Banco Santander.

La inminente entrada en funcionamiento del euro, aunque sea a nivel teórico, ha provocado un frenazo de la inversión en otros mercados, puesto que los inversores esperan ahorrarse las comisiones por el cambio de divisa sólo con esperar al próximo lunes, cuando la contratación en euros traiga consigo únicamente la conversión en la propia divisa y ya en la cuenta corriente del usuario.

La sesión en sí resultó bastante confusa, ya que las retiradas de beneficios surgieron de forma espontánea en la mayor parte de los mercados, con la excepción de Londres, en donde hubo que ponerse al día tras la jornada festiva del lunes.

Así, la Bolsa de Londres ganó el 1,27% mientras que París ganaba el 0,46% y Francfort un 0,32%. La Bolsa española, que en las jornadas anteriores había mostrada su carácter periférico exagerando los movimientos de los grandes mercados, terminaba el día con una pérdida del 0,07%, que ponía fin a una racha de cinco sesiones consecutivas orientadas al alza y en las que ha ganado un 6,38% Frente a la dudas de las bolsas europeas, Wall Street conseguía al cierre de la sesión un avance de 99,23 puntos (1,02%). El índice Dow Jones quedó en 9.320,98.

El mercado de deuda, sin embargo, ha mantenido la tendencia alcista como consecuencia de la presión del dinero ante la apertura de un ejercicio que se presenta confuso. La rentabilidad de la deuda a 10 años terminó con un nuevo mínimo histórico, en el 3,99%, una centésima por debajo del día anterior, al tiempo que el diferencial con la deuda alemana se mantenía en 0,12 puntos.