Felicidades

Por fin tendremos las fiestas en paz. El gran hermano Clinton, con su mascota de british chihuahua despiojado al efecto, se ha librado de momento del acoso del republicano feroz, haciendo de paso, en un acto de generosidad herodiana, que en Irak unos cuantos inocentes hayan dejado de pasar hambre. ¿A quién tocará la pajita larga de la Lewinsky en el próximo episodio? Los políticos occidentales, por si acaso, con disciplina ovino-castrense, han iniciado la ceremonia que mejor ensayada tienen: la bajada de pantalones.El petróleo sube de nuevo y las acciones de las multinacionales se revalorizan en las bolsas. ¡Aleluya, Dios sea loado! (Y benditas también estas democracias que sirven a los bandidos tan bien o mejor que las dictaduras de antaño).

Aquí, en el Bierzo leonés (con perdón), las subvenciones de Industria se les escurren para Cataluña (¡qué casualidad!), pero a cambio Santa Claus Beiras les ha sacado una lengua postiza. Que la disfruten muchos años. Y san Lucas con estos pelos y repitiendo su evangelio: "Atado, bien atado y asimétrico...". Y vuelta a empezar.

Un coro de ángeles virtuales entona, vía Internet, el "Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los bobos sin voluntad". De los grandes almacenes brotan las notas de un villancico leonés (con perdón): "Danzad, borregos, que esta noche es nochebuena...". Y Noel, nuestro papá putativo, relleno de langostinos, turrón y cava, sigue con su bobalicón "jo, jo, jo". ¿De quién se reirá el muy cachondo?

Así pues, a la vista de tantas ofertas, ¡sean felices! ¡Ar!-