Los demócratas preparan la censura de Clinton para evitar su juicio en el Senado
Los senadores Moynihan y Byrd buscan una fórmula que "no desestabilice la presidencia"
Dos prominentes senadores demócratas, Patrick Moynihan y Robert Byrd, confirmaron ayer que están redactando una propuesta de censura de Bill Clinton que evite el juicio para su destitución. El Senado, que reanudará sus sesiones el 6 de enero, ha recibido el encargo de la Cámara de Representantes de constituirse en tribunal para juzgar a Clinton por los delitos de perjurio y obstrucción a la justicia cometidos en el caso Lewinsky. Pero, según un creciente grupo de senadores de ambos partidos, puede optar por la censura de Clinton, el segundo presidente procesado en la historia de EEUU.
La censura puede ser adoptada antes e incluso durante el juicio. Basta una mayoría simple. Moynihan y Byrd se están dando prisa porque su deseo es que exista un consenso sobre la fórmula de la censura antes de que el mecanismo del juicio se ponga en marcha a partir del próximo día 6.Los dos condenan la conducta de Clinton en el caso Lewinsky y consideran que merece un castigo del Senado que figure en los libros de Historia
Pero, según declaró el día de Navidad, Moynihan pretende evitar la celebración de un juicio que podría "desestabilizar la presidencia". El argumento que está creando en estas fiestas navideñas una atmósfera bipartidista a favor de la censura es el temor a que EE UU se encuentre durante meses con su liderazgo en cuestión, con el correspondiente daño a su posición internacional y su salud económica. Moynihan dejó claro que adopta esta postura "por la institución" y no por la persona de Clinton.
Sólo un puñado de abogados y consejeros políticos de Clinton se inclinan por apostar a favor de la celebración del juicio. Ese grupo minoritario deposita sus esperanzas en lo muy difícil que resultaría que el Senado reuniera la necesaria mayoría constitucional de dos tercios -67 sobre 100 miembros- a favor de declarar culpable al presidente y destituirle. Para ello tendrían que votar contra Clinton la totalidad de los 55 republicanos más 12 de los 45 demócratas.
Juicio político
Pero, escaldada por su derrota en la Cámara de Representantes, la mayoría de los consejeros de Clinton prefieren poner el acento en que estas cosas se sabe cómo empiezan pero no cómo terminan. "El resultado de un juicio en el que 100 políticos actúan como jurados es impredecible", dice Leon Panetta, ex jefe de Gabinete de la Casa Blanca. "Más vale no arriesgarse".La bola de nieve está en marcha y Clinton sería muy feliz si pudiera detenerla antes de que provoque su dimisión o destitución. Tiene a su favor el reparto de papeles en el Capitolio establecido por los padres fundadores de EE UU. Éstos quisieron que la Cámara de Representantes fuera más joven, apasionada y partidista, y el Senado más venerable, calmoso y partidario de los compromisos. En el mismo proceso de destitución del presidente por "serios crímenes y fechorías" concedieron a la Cámara el papel de juzgado de instrucción donde se decide el procesamiento por mayoría simple, y al Senado el de tribunal que sólo puede optar por la culpabilidad por mayoría de dos tercios.
En Democracia en América, Alexis de Tocqeville ya observó el pasado siglo que, en contraste con "la vulgaridad" de la Cámara, el Senado está compuesto de "abogados elocuentes, generales distinguidos, sabios magistrados y estadistas de altura". Desde que la pelota está en sus pies, los senadores intentan honrar esa tradición.
Dos ex presidentes, el republicano Gerald Ford y el demócrata Jimmy Carter, también se han pronunciado por esa salida, que, precisan, debe pasar porque Clinton reconozca que "no dijo la verdad bajo juramento". No sirve que Clinton confiese "errores" y "pecados"; tiene que encontrar un modo de declararse culpable y someterse a la clemencia del tribunal.
Pero el congresista republicano Tom DeLay, que desempeñó un papel clave en el procesamiento de Clinton en la Cámara, ha pedido al Senado que "no se precipite" a la hora de evitar el juicio. Antes, dice, debe ver todas "las pruebas abrumadoras contra el presidente", incluyendo el material secreto que duerme en una sala altamente custodiada de la Cámara de Representantes. Fue la visión de ese material la que inclinó a favor del impeachment a muchos de la veintena de republicanos moderados de la Cámara que no lo tenían claro. Al Gore declaró ayer a Los Angeles Times que no cabe descartar que desempeñe algún papel en el Senado. La Constitución establece que las sesiones del juicio del presidente las dirige el presidente del Tribunal Supremo. Se trata de evitar que el vicepresidente, que es la cabeza del Senado, sea juez y parte en este asunto. Pero Gore aseguró que la Constitución no le impide actuar en la fase previa en la que el Senado establecerá sus reglas de procedimiento.
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