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CASTELLÓN

El Petxina sale de la prisión de Castellón tras pagar la fianza

María Fabra

Ha pasado más de un año desde que se desató el caso del jardín de los horrores de Castellón. Emilio Pellicer, El Petxina, pasó la Navidad de 1997 en la cárcel, después de una rocambolesca localización y posterior detención en Suramérica, y todo hacía presagiar que ésta sería una segunda edición. Sin embargo, después de varios meses desde que se fijara la fianza de 250.000 pesetas para su libertad, el jueves, día de Nochebuena, El Petxina abandonó el centro penitenciario de Castellón alrededor de las 13.00 horas. La abogada defensora de Pellicer, Idoia Olloquiegui, solicitó hace unos días la rebaja de la fianza aunque, al parecer, el titular del juzgado número 8 de Castellón, José Luis Albiñana, que instruye el caso, desestimó esta petición. Aun así finalmente se ha hecho efectivo el pago de manera que El Petxina ha podido salir en libertad. El caso del jardín de los horrores se inició con la confesión de un preso de Picassent, Rafael Romero Leiva, quien aseguró que en el jardín de Pellicer se econtraba enterrado el ingeniero valenciano Enrique Benavent, desparecido en 1990. El juez ordenó el inicio de las excavaciones en el jardín de la casa del barrio de La Breva de Castellón, hace ahora un año, y la criba de toda la tierra. También se procedió al arresto de todos los miembros de la familia de Pellicer que vivían en la citada casa, su esposa, su hijo y su nuera. Durante la ejecución de las labores de criba aparecieron cientos de pedazos de huesos y piezas dentales, lo que hizo temer la presencia de varios cadáveres. Sin embargo, análisis posteriores determinaron una antigüedad que los hacía incompatibles con la comisión de varios delitos por parte del Pextina. Ninguno de los análisis realizados ha conseguido asegurar la presencia de resto alguno de Benavent, aunque los forenses afirmaron que el paso del tiempo y la forma que se utilizó para hacer desaparecer el cadáver, el fuego, posibilitaban la ausencia total de rastros. Aún así, el juez dictó el auto de procesamiento, ya que considera como probado que el ingeniero murió y fue enterrado en el jardín de los horrores.

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