Muere Vicent Ventura, un referente imprescindible de la lucha democrática en la sociedad valenciana
"De libertad, nunca hay suficiente". Esa frase resume el impulso que guió la vida de Vicent Ventura i Beltran, el periodista y político que falleció en la madrugada del jueves en Valencia a los 74 años y que hoy será incinerado. Figura clave de la oposición al franquismo desde los años cincuenta, ejerció el periodismo hasta que fue represaliado por su participación en el contubernio de Múnich, en 1962. Fundador del Partit Socialista del País Valencià en 1974, gran amigo de Joan Fuster y valencianista de profundas razones, con Ventura pierde la sociedad valenciana al gran referente de la lucha por la democracia.
Ahora, todos son demócratas y retrospectivamente antifranquistas. Vicent Ventura fue demócrata cuando eso implicaba mucho más que una heterodoxia, y se opuso a Franco en momentos en los que toda la oposición "cabía en un taxi". La democracia, y la política en general, "necesitan práctica", aseguraba Ventura en julio de 1977 en una de las tribunas de opinión que publicaba en EL PAÍS. Defendía allí la necesidad de la crítica, se refería a los "nuevos demócratas", los que acababan de subirse al tren de las libertades, y pedía más. Lo había hecho siempre. Era su rebeldía. Manuel Vicent lo ha recordado al describir una escena de la Valencia de 1955: "Fue la primera persona a la cual oí decir algo contra el régimen de Franco en voz alta sin estar borracho". En los últimos tiempos, a Ventura le fallaba la memoria. Desde la madrugada del jueves, ha pasado a fomar parte de la memoria de los valencianos. Nacido en Castellón el año 1924, tuvo que abandonar la escuela muy joven para trabajar, lo que hizo que su trayectoria estuviese marcada por un autodidactismo que nunca defendió como un valor en sí mismo. Tras una temporada como trabajador de la Unión Naval de Levante, en Valencia, se incorporó al que sería su oficio, el periodismo, en los últimos años de la década de los cuarenta. Los periódicos Levante y Jornada, así como Radio Nacional de España, recogieron entonces sus artículos y colaboraciones. El falangismo que profesaba como reacción idealista al carlismo de su padre, se transformó muy pronto, de la mano de Dionisio Ridruejo y otros disidentes de la época, en un abierto compromiso con la libertad. Desde ese momento, Ventura estuvo en todas las maniobras, en todas las iniciativas, en todas las batallas contra la dictadura. Europeísta de primera fila, participó en 1962 en una reunión del Movimiento Europeo en Múnich. El contubernio, como lo bautizó el régimen, reunió a destacadas figuras del antifranquismo. Aquello le costó una temporada de exilio en París y su patrimonio más preciado: el oficio de periodista, al que sólo pudo dedicarse posteriormente como colaborador más o menos eventual. EL PAÍS, La Vanguardia, Valencia Semanal, Dos y Dos, Diario de Valencia, Noticias al Día y muchos otros medios de comunicación le contaron entre sus columnistas. La revista Valencia Fruits fue su plataforma más continuada y más querida. En los años cincuenta, Ventura contactó con Joan Fuster, a quien profesó una amistad y una admiración perdurables y con quien compartiría muchos años de lucha por la recuperación cultural y nacional de la sociedad valenciana. En 1967, participó en la clandestina fundación de las Comisiones Obreras del País Valenciano. Iniciativas editoriales y cívicas, empresas de estudio geográfico, territorial y económico, como el Nomenclátor del País Valencià (primer ensayo de comarcalización) o la Estructura econòmica del País Valencià, le tuvieron entre sus promotores. De la mano de J. J. Pérez Benlloch y Mario Garcia Bonafé, fundó en 1997 los Grups d"Acció i Reflexió Socialistes, después transformados en el Partit Socialista del País Valencià (PSPV). Con la llegada de la democracia, su posición favorable a una confederación de partidos socialistas le apartó de la corriente central de la política, que convirtió al PSOE en la organización hegemónica y con la que se unificó el partido que él fundara. Desde entonces, Ventura siguió presente en la vida política y civil, desde su permanente actitud crítica y democrática.
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