Cuatro bombas dañan una sede del PP y otros edificios en Valencia
Cuatro artefactos explosivos de fabricación casera y escasa potencia estallaron poco después de las dos de la madrugada de ayer en el barrio de Russafa, en Valencia. Cuatro cilindros metálicos, rellenos de tornillería y pólvora prensada, habían sido colocados en los zaguanes de una sede del PP, una oficina de la tesorería de la Seguridad Social y dos inmobiliarias. Las explosiones, que se sucedieron en apenas media hora y un radio de 200 metros, sólo dañaron cristaleras y puertas metálicas.
Los artilugios empleados, conocidos como bombas de tubo, son "bastante fáciles de fabricar", según los expertos en explosivos de la Policía, que recogieron muestras para analizarlas. Los agentes aclararon que estos artefactos suelen utilizarlos personas con "escasos conocimientos" y que "apenas tienen acceso a materiales explosivos". Todas las bombas fueron activadas con mechas retardadas.De momento, nadie ha reivindicado las explosiones ni ha trascendido que la policía haya detenido a sus autores. A pesar de que la Delegación del Gobierno descarta la participación de grupos terroristas, la policía está investigando a los GRAPO (Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre), que en los últimos tiempos se han dedicado a captar grupos radicales y a incitarles a ejecutar actos de sabotaje, algunos de ellos relacionados con asuntos de trabajo, vivienda y Hacienda. La sede de PP en el distrito de Russafa, en el número 11 de la calle del Clero, apenas sufrió la rotura de una cristalera. Aunque el presidente de Nuevas Generaciones en el distrito, José Luis Tarazona, ha presentado una denuncia, desde el partido insisten en que es una "gamberrada" a la que no dan importancia. El PP precisa que ésta es la primera agresión que sufre una de sus sedes en Valencia.
Blindaje agrietado
La oficina de la Tesorería General de la Seguridad Social en el número 49 de la Gran Vía de Germanías -el único local atacado que había recibido algún tipo de amenaza- sufrió daños más aparatosos, que le impidieron atender al público hasta las once y media de la mañana. Las tuercas que rellenaban la bomba agrietaron los cristales blindados del vestíbulo y retorcieron la puerta de aluminio. Un tercer artefacto estalló en el número 45 de la calle de Cádiz, donde se halla la Inmobiliaria Fornés. Fue el único caso en que intervinieron los bomberos. Los desconocidos introdujeron el explosivo por los agujeros de la persiana metálica y el estallido rompió los cristales, dobló la puerta y dañó las planchas de escayola del techo. "Un familiar que vive en esta finca escuchó una gran explosión", relataba ayer Francisco Fornés.En cambio, otra inmobiliaria cercana, Fincas Corral, en el número 2 de la calle del Padre Pereda, sólo sufrió unos pequeños agujeros en el chapado de la entrada. "Los petardos que tiran en Fallas suelen causar más destrozos", aseguraba un portavoz de la empresa. Fue tan escasa la potencia del artefacto que esta explosión sólo se conoció cuando entraron a trabajar los empleados y se fijaron en el zócalo ennegrecido.
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