Pantani avisa de que no irá al Tour si no le dejan llevar sus medicinas
El director general del Tour, Jean Marie Leblanc, respiró tranquilo el pasado 2 de agosto: había logrado que la carrera llegara a París a pesar de todo el escándalo del dopaje. Sin embargo, ahora se enfrenta a un problema quizás más preocupante: lograr convencer a los mejores ciclistas de que participen en la edición de 1999. Varios equipos le han pedido garantías de que la policía no va a volver a intervenir y el propio Marco Pantani, ganador y salvador de 1998, le ha avisado: "Si no me permiten llevar mis propias medicinas, que son de uso legal en Italia, no participo".
A Marco Pantani se le acumulan las razones para no participar en el próximo Tour, aunque hasta ahora sólo había expuesto las meramente deportivas: un recorrido poco apropiado para sus características de escalador; el sex appeal de la competencia, la Vuelta, con su Angliru y demás montañas desbocadas; el atractivo de un Mundial duro en Verona, que le exigiría correr la ronda española como preparación... Las últimas semanas, sin embargo, el ciclista italiano ha añadido motivos extradeportivos, fundamentalmente relacionados con la ley antidopaje aprobada por el parlamento francés y la prohibición a cualquier persona a entrar en territorio francés con medicamentos extranjeros."Correré el Giro, eso es seguro", dice Pantani. "Y quiero correr el Mundial de Verona porque me gusta el circuito. Para estar en forma en el Mundial, que se corre en octubre, debo disputar la Vuelta. Todos sabemos que no es recomendable correr tres grandes vueltas en una temporada, así que no creo que vaya al Tour, y más si la organización no me garantiza que pueda llevar medicina legales en Italia". Actualmente, el ONCE afronta un proceso judicial por el mero hecho de llevar en su botiquín algunos medicamentos que pudieran dar positivo sin autorización.
Pantani ha pedido garantías que el Tour no puede darle. Además, no es el único. Leblanc, que quería exigir a los equipos la firma de una carta contra el dopaje sin contrapartida alguna por su parte, ha recibido ya mensajes similares al de Pantani por parte de algunos equipos españoles. "No decidiremos si corremos el Tour hasta que veamos cómo evolucionanlos acontecimientos", dice José Miguel Echávarri, director del Banesto. "Pero por ahora, Leblanc no nos puede garantizar que no nos registren ni que los jueces no nos creen problemas simplemente por llevar medicamentos normales y legales. No nos puede garantizar, en suma, tranquilidad para ejercer nuestra profesión".
Los últimos hechos que le han ocurrido no le permiten a Echávarri ser optimistas. No hace ni dos semanas, la policía francesa detuvo en tres ocasiones y registró el coche con las del equipo en el que dos mecánicos se trasladaban a Italia abuscar bicicletas.
Los restantes directores españoles están también a la espera de acontecimientos y ansiosos de ver qué pasa cuando en febrero comience la temporada y los primeros viajes a competir a Francia. "Lo que sí es seguro es que vamos a ir todos de la manita", dice un director que teme que llamen a declarar a los ciclistas y que en Francia aún tengan cuentas pendientes por el abandono de ONCE, Banesto, Kelme y Vitalicio del Tour.
La posibilidad de que el próximo Tour, la carrera más importante del mundo, la corran sólo Ullrich y los equipos franceses no deja de ser una confirmación de los temores de algunos dirigentes europeos.
Advertencia de Oreja
Hace apenas un mes el comisario europeo Marcelino Oreja hacía la siguiente reflexión durante una conferencia en Salzburgo ante el Fórum europeo del deporte: "Existe un riesgo, el de que cada Gobierno se deje llevar por la ola, por la sensibilidad de este asunto [el dopaje], y adopte nuevas disposiciones legislativas sin tener en cuenta el alto grado de movilidad de los deportistas. Esas acciones unilaterales podrían entrañar problemas de libre circulación y provocar el aislamiento deportivo de los países que irían mucho más lejos que otros en materia de legislación en este asunto".
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