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SUBASTAS MILITARES [HH] Tablada y el interés público

Para quienes no han seguido hasta la fecha este asunto, lo resumiré brevemente: los terrenos de Tablada han sido sacados a subasta por el Ministerio de Defensa; las cajas de ahorro (San Fernando y El Monte) los han adquirido por un precio que parece estar situado en torno a los 5.000 millones de pesetas; y actualmente los presidentes de ambas cajas negocian con el Ayuntamiento de Sevilla las condiciones en las que estos terrenos se van a incorporar al proceso urbanizador en una anunciada revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Sevilla. Pues bien, esta operación es, a mi juicio, el paradigma de lo que no debe ser. El paradigma de lo que no debe ser la incorporación al proceso urbanizador de terrenos propiedad de organismos públicos; el paradigma de lo que no puede ser un convenio urbanístico; el paradigma de lo que no es el desarrollo sostenible de una ciudad. Empecemos por la primera. Los terrenos de Tablada han sido históricamente propiedad de la ciudad de Sevilla; eran una dehesa municipal donde pastaba el ganado que posteriormente se sacrificaba en el matadero municipal y no es sino hasta principios de este siglo cuando se instala en ellos primero un aeródromo militar (1917) y más tarde (1923) la base aérea del Sur de España. Perdida su función militar, el Ministerio de Defensa, a cuyos antecesores fueron cedidos estos terrenos por la ciudad, los saca en pública subasta para adjudicarlos al mejor postor. El Ministerio de Defensa actúa como un particular más, que espera obtener el mejor precio. En realidad, el Ministerio de Defensa ha actuado como en tantas otras ocasiones (generalmente operaciones de venta de cuarteles) y como en ocasiones similares actúan otros entes públicos que disponen de suelo histórico en una posición privilegiada (siendo el caso más reseñable el de RENFE, aunque no sea el único). Éstas y otras operaciones similares son las que nos llevan a plantear la necesidad de un debate sobre estas enajenaciones y a proponer que sean utilizados para la formación de Patrimonios Públicos de Suelo, cuya finalidad sea tanto la de intervenir en el mercado del precio del suelo, lógicamente atemperándolo, como la de proporcionar bolsas de suelo para viviendas de protección pública y otros fines sociales. ¿Y cuánto valen los terrenos de Tablada? Eso depende: depende de para lo que sirva; depende de para lo que se use; o depende de las expectativas de uso que se espere que puedan tener. En su situación actual valen poco: terrenos no urbanizables y terrenos inundables, pues están situados en el cauce de avenida del Guadalquivir. Pero ambas condiciones pueden ser modificadas: la condición de no urbanizable puede pasar a la de urbanizable por decisión de las autoridades con competencia en esta materia de urbanismo; la condición de inundable también puede ser alterada por la construcción de una infraestructura que proteja de la inundación a estos terrenos, una operación sin duda costosa en términos económicos y no valorada aún en términos ambientales. El libre mercado, que es sin duda el que mejor conoce el valor de cambio (el precio) de una mercancía, ha valorado estos terrenos en 5.000 millones de pesethorro con los representantes del Ayuntamiento de Sevilla para no sólo garantizar su condición de urbanizable en la próxima revisión del PGOU, sino también los usos, densidades, etcétera, que garanticen la rentabilidad de la operación. Tal negociación sólo puede ser admitida, desde el interés público, a través de un convenio urbanístico donde el previsible beneficio de los propietarios del suelo sea compensado por las contrapartidas dadas a la ciudad. Pero de ningún modo un convenio urbanístico puede determinar la voluntad municipal de establecer el modelo de crecimiento de su ciudad. Y es difícil suponer que, sean cuales sean las contrapartidas que se estén negociando, no se estén adoptando ya decisiones que sólo pueden ser tomadas en el proceso de revisión del Plan General. Y la condición de inundable: ¿cómo se afronta? Desde la perspectiva de la planificación territorial y urbanística la propia condición de inundable de unos terrenos es razón más que suficiente para declarar su carácter de suelo no urbanizable. Pero: ¿y si se corrigiera su condición de inundable? Muy reciente está en la propia ciudad de Sevilla la transformación de los terrenos de La Cartuja, a los que la construcción de la Corta de San Jerónimo convirtió directamente de suelos inundables en unos de los suelos de mayores expectativas urbanísticas de la ciudad. Pero la diferencia con La Cartuja es manifiesta. En aquella ocasión, la primera decisión fue la de establecer la necesidad de la obra hidráulica para la protección del sector norte de la ciudad, y, precisamente conociéndose las consecuencias sobre los terrenos de la isla de La Cartuja, éstos fueron expropiados y pasaron a titularidad pública. En segundo lugar, las características de la obra hidráulica así como sus repercusiones son muy distintas. En tercer lugar, una actuación hidráulica no discutida en los setenta, no quiere decir que sea social y ambientalmente indiscutible en el año 2000. Y en cuarto lugar, no puede olvidarse que inicialmente aquellos terrenos estaban destinados a "residencial intensivo", opción que posteriormente fue descartada, sin la cual ni el parque del Alamillo ni otros usos cualificados de La Cartuja hubieran llegado a ser. (¿Y podríamos pensar en la Sevilla metropolitana de hoy sin el Alamillo?). Con o sin el antecedente de La Cartuja, la decisión de alterar la condición de inundables de estos terrenos, junto al coste económico, tiene una incidencia ambiental e hidráulica sobre la que deberán pronunciarse en su día tanto la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, como Medio Ambiente, así como los municipios situados aguas abajo de Tablada, en la medida en que no les serán ajenas las repercusiones que la protección de Tablada pueda tener en su propio territorio y, sobre todo, en sus núcleos de población. Sevilla es una ciudad que apuesta por el desarrollo sostenible, que se ha integrado en las redes de ciudades sostenibles europeas, que ha recibido algunos reconocimientos por sus esfuerzos en la mejora de las condiciones ambientales de la ciudad. Pero la apuesta por la sostenibilidad es algo más que mejorar el tratamiento de los residuos sólidos o incrementar el número de árboles de nuestras calles (sin que ello quiera decir que no sean asimismo importante). La apuesta por la sostenibilidad se prueba en las grandes decisiones de crecimiento urbano. Y ésta, si llega a producirse, iría encaminada en sentido opuesto. En suma, la situación en la que nos encontramos es que, apreciada por unas entidades financieras la oportunidad de adquirir unos determinados suelos, es necesario ahora proceder a la modificación jurídica y física de los mismos para que, a través de una operación urbanística, sea una operación rentable. ¿Qué ventajas obtiene la ciudad de Sevilla al apostar por la urbanización de los terrenos de Tablada? ¿Es posible dar por cerrada esta decisión antes de que se abra el debate público que necesariamente acompaña a la revisión de un PGOU? ¿Quién está defendiendo el interés público?JOSEFINA CRUZ VILLALÓN

Josefina Cruz Villalón es catedrática de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla y miembro del foro Andalucía Nuevo Siglo.

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