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El 53% de los jefes militares admite que son tolerantes con el alcohol

El 24% de los mandos se declara abstemio y el 1,3 roza el alcoholismo

Miguel González

La imagen del militar alcohólico, reforzada por el caso del sargento Miravete, no responde al perfil de la mayoría de los mandos de las Fuerzas Armadas, según los resultados de una encuesta realizada por la Unidad de Psicología del Ministerio de Defensa. El estudio refleja que el 25% de los oficiales y suboficiales se declara abstemio, mientras que las respuestas del 1,3% sugieren problemas de alcoholismo. Lo más preocupante es la actitud de tolerancia hacia el consumo de alcohol en los cuarteles, que reconoce el 53,2% de los encuestados.

El trabajo de campo se realizó entre el 15 de marzo y el 30 de mayo pasado a raíz de la polémica provocada el caso Miravete, la muerte de un cabo por el disparo de un sargento ebrio. Se recogieron 3.738 encuestas, de las que el 65,7% correspondían a suboficiales, el 33,8% a oficiales y el 0,6% a generales. Casi la mitad de los cuadros de mando pertenecían al Ejército de Tierra y el resto, a partes casi iguales, a la Armada y la Fuerza Aérea. Las respuestas fueron enviadas en sobre cerrado y sin remitente, para asegurar el anonimato, con un margen de error estimado del 1,57%.El informe final, fechado el 30 de junio, concluye que en torno al 24% de los oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas no consume nunca bebidas alcohólicas, la mayoría (49,8%) bebe de forma esporádica, casi una cuarta parte (24%) lo hace a menudo pero de forma moderada y un porcentaje reducido (1,3%) con frecuencia y a veces en exceso.

Este último segmento se corresponde con el porcentaje de mandos cuyas respuestas a las diferentes preguntas revelan actitudes proclives a padecer problemas de alcoholismo. Así, el 1,6% de los encuestados afirma que el consumo excesivo de alcohol no es una enfermedad y que la bebida ayuda a salir de un bache o problema. El 1,3% reconoce que necesita beber para sentirse bien y un grupo algo mayor, el 2,6%, admite que no podría dejar el alcohol aunque se lo propusiera.

Aunque sólo el 1,3% declara beber con frecuencia y a veces en exceso, esta apreciación subjetiva hay que ponerla en relación con lo que cada uno entiende por tal.El 9,7% de los encuestados cree que no supone un riesgo importante para la salud tomar cada día más de cinco cañas de cerveza o vasos de vino y más de dos copas, lo que supone por encima de dos gramos de alcohol por litro de sangre. Otro 7,2% no ve peligro en consumir diariamente más de cinco cañas o vasos de vino y además más de tres copas, lo que equivale a más de 2,5 gramos por litro de sangre. La tasa de alcoholemia para conductores está ahora en 0,8 gramos por litro de sangre y va a rebajarse a 0,5.

Pero identificar a la minoría de mandos con problemas de alcoholismo no parece fácil. El 64,2% de los encuestados afirma que no hay controles efectivos sobre el consumo de alcohol en las Fuerzas Armadas y el 53,2% reconoce que los militares suelen ser tolerantes con la ingestión de bebida en los cuarteles.

Un amplio porcentaje se resiste, sin embargo, a cambiar esta situación. El 47,6% rechaza la realización de controles periódicos de alcoholemia, aunque el 83,4% admite que el consumo de alcohol supone más riesgos en la profesión militar que en otras, y el 31,9% considera que la única persona con derecho a controlar cuánto bebe es uno mismo.

El 49,1% cree que las campañas de prevención en los cuarteles son necesarias pero ineficaces. Respecto a las sanciones disciplinarias previstas en la legislación militar para el consumo de alcohol en acto de servicio, que han sido notablemente endurecidas después de realizarse la encuesta, las opiniones estaban divididas a partes iguales entre quienes las consideraban demasiado severas y poco estrictas.

Quizá como reacción corporativa ante la opinión pública, el 78,5% opina que se ha dado "excesiva importancia al consumo de alcohol en las Fuerzas Armadas debido a sucesos aislados".

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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