El PP devuelve a Ormazabal la calificación de "patético"

Las relaciones entre el Partido Popular y el PNV en Álava tienen de momento una doble cara: el pleno que aprobará hoy la reforma fiscal unirá a los dos partidos para rechazar la mayor parte de las enmiendas presentadas por la oposición. Fuera de esa votación y de los presupuestos forales, las dos formaciones se lanzan acusaciones previas al divorcio que se avecina para la semana próxima. El presidente del PP alavés, Ramón Rabanera, devolvió ayer al diputado general y a su partido, el PNV, el calificativo de "patético" con que Félix Ormazabal resumió el lunes el anuncio de ruptura de los populares. Rabanera retó a los nacionalistas, que hasta ahora gobiernan en la Diputación con el apoyo externo del PP, a que elijan "entre la gobernabilidad con HB o con los partidos que la sociedad alavesa ha respaldado en las últimas elecciones". El Partido Popular retirará su apoyo al Ejecutivo nacionalista después de que, el próximo martes, las Juntas Generales acepten una moción sobre presos. El PSE, apartado del Gobierno foral en agosto de 1997 por discrepancias con los nacionalistas, también intervino ayer en la polémica al acusar a ambas partes de mantener una "relación mercantilista" y al PP, en concreto, de "incoherencia". Los junteros populares defendieron sus posiciones, "apostando por la estabilidad". Según su portavoz en la Comisión de Hacienda, Carlos Samaniego, el PP apoyará el presupuesto porque "es continuista con respecto al año pasado, en que lo aprobamos", aunque estableció como requisito previo que el PNV respalde sus enmiendas sobre formación profesional y suelo industrial. En cuanto al IRPF, el Partido Popular culpó a los peneuvistas ante la posibilidad de que se aprueben normas diferentes en cada provincia. "Para arreglarlo ha tenido que recurrir a nosotros a última hora", dijo Samaniego.