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Borrell moviliza a sus parlamentarios ante un posible adelanto de las elecciones a octubre

Anabel Díez

El candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, José Borrell, está convencido, y más tras el cruce de declaraciones entre Aznar y Pujol, de que el jefe del Gobierno tiene todo planeado para convocar elecciones generales en octubre de 1999. De ahí que ayer pidiera a sus parlamentarios, en una reunión a puerta cerrada, que intensifiquen al máximo su trabajo ante la perspectiva de que el próximo periodo de sesiones, que comienza en febrero, pudiera ser el último de esta legislatura. La preocupación de Borrell por lo que habrá de hacer el partido en pocos meses es doble, tanto por la aparente proximidad de los comicios como por la percepción de debilidad que de los socialistas tienen los ciudadanos como fuerza de oposición.

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La escasa contundencia del PSOE en su forma de oponerse a José María Aznar no tiene que ver sólo con el Gobierno central, sino que también llega a los Parlamentos regionales y a los municipios, según se pone de manifiesto en un estudio cualitativo elaborado por el gabinete de estrategia electoral del partido de Borrell.En sendas reuniones internas de la comisión permanente del Grupo Parlamentario Socialista, que reúne a coordinadores y portavoces de área, y del plenario del grupo, celebradas en los dos últimos días, el candidato a la Presidencia del Gobierno y portavoz del grupo parlamentario, José Borrell, ha instado a sus compañeros a trabajar con denuedo para colocarse en una buena posición electoral, ya que es posible, según los cálculos socialistas, que después del próximo mes de junio ya no vuelvan a reunirse las Cortes porque Aznar podría disolverlas. Esta previsión la formuló ayer Borrell ante sus compañeros en una reunión a puerta cerrada, si bien después de la misma, y ya con carácter público, no apuntó esta hipótesis, sino que se limitó a decir que al PSOE le gustaría que Aznar cumpliera con sus reiteradas aseveraciones de que las elecciones serán en el 2000.

Esta previsión del jefe del Ejecutivo no goza de mucho crédito en el PSOE, que en los últimos días no hace sino dibujar escenarios sobre distintas fechas electorales. La última tesis que barajan los socialistas, por más improbable, es, precisamente, la de que las elecciones generales sean realmente en el 2000. En los últimos dos días, incluso, ha habido una corriente dentro de este partido que aventuraba la posibilidad de que las urnas se abrieran a primeros de marzo, por lo que, habida cuenta de que enero es periodo de vacaciones parlamentarias, a los diputados y senadores de esta legislatura sólo les quedaría el mes de febrero de trabajo. En una u otra hipótesis, Borrell considera que hay que trabajar con intensidad, por lo que manifestó a sus compañeros que resultará del todo imposible para los socialistas considerar enero un mes de vacaciones parlamentarias, pese a que así lo establece la Constitución, ni tampoco que lo dediquen al completo, como es habitual, a atender sólo la actividad de sus respectivas circunscripciones. Los diputados tendrán que alternar el trabajo en su provincia con la tarea parlamentaria en Madrid. Después de la fiesta de Reyes habrá una cumbre de estrategia parlamentaria en la que se diseñarán los asuntos en los que el PSOE cree que puede morder al Gobierno.

Distancia en los sondeos

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Aunque la distancia electoral entre el PSOE y el PP no parece abismal, entre dos y cuatro puntos a favor de los populares, según los distintos sondeos, hay un dato que les preocupa más: la mala percepción que los ciudadanos tienen de la manera de hacer oposición de los socialistas. Esta opinión desfavorable se produce tanto en el Parlamento nacional como en las Asambleas regionales o en los ayuntamientos. Esta información será evaluada en la reunión de estrategia de enero y procede del estudio realizado por el gabinete electoral del PSOE.Los socialistas reparten las culpas de que esto sea así entre ellos mismos y los medios de comunicación. Tanto dirigentes nacionales como de comunidades autónomas relatan sitio a sitio cuál es el tratamiento que los medios de comunicación dan de sus iniciativas. Su conclusión es que, la mayoría de las veces, su labor no trasciende a la opinión pública. En esos estudios cualitativos, sin embargo, aparece igualmente que donde el PSOE gobierna, su acción es percibida con mucha solidez por los ciudadanos. Éstos son los casos de los Gobiernos de Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, así como en ayuntamientos donde hay alcalde socialista.

Esta información se ha tomado sin dramatismos en el grupo parlamentario, según asistentes a las reuniones en las que se ha tratado el asunto. La consigna que va corriendo es muy simple: "Hay que insistir". Como ejemplo les sirve lo que está ocurriendo con lo que llaman el "regalo a las eléctricas", que el PSOE ha denunciado y que ha llegado en los últimos días con fuerza a la opinión pública.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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