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El presidente tilda de "estrafalaria" la alusión del obispo Setién a "presos políticos" de ETA

"Tengo la sensación de que hay personas que no se enteran todavía muy bien del país en el que viven. Por eso pueden hacer algunas afirmaciones estrafalarias". Así se refirió ayer José María Aznar al obispo de San Sebastián, José María Setién, a propósito de que éste haya calificado a los reclusos etarras como "presos políticos" en una carta remitida a Jon Gaztelumendi, dirigente de ETA que cumple condena por nueve asesinatos. Tras una pausa, Aznar advirtió: "No diré más sobre este asunto, por ahora". Sí concretó, que, "con alguna excepción", está conforme con el papel que la Iglesia desempeña en la situación de Euskadi.Aznar tampoco quiso valorar la decisión del Ejecutivo vasco de retirar las escoltas de la Ertzaintza a los cargos del PP, que han sido amenazados o sufren campañas de hostigamiento por parte del nacionalismo radical. Con tono severo, apuntó, dando a entender que de una u otra forma se les mantendrá la protección: "El Ministerio del Interior sabe muy bien lo que tiene que hacer, y ya lo está haciendo".

Información pública

Respecto al proceso de paz en Euskadi, el presidente reiteró que hará una evaluación "cuando tenga todos los datos" y considere llegado el momento de "trasladar algunas consideraciones a la sociedad española". La información que el Gobierno se reserva en estos instantes será comunicada a la opinión pública, dijo, "lo más rápidamente posible". Aznar salió al paso de las informaciones en torno a posibles contactos con ETA o sobre traslados de reclusos etarras a Euskadi en Navidades: "Agradecería [a los medios de comunicación] que no se hiciesen algunas especulaciones -en mi opinión y mi conocimiento, con bastante poco fundamen-to- sobre lo que pueden ser contactos o relaciones". "Insisto: con bastante poco fundamento. Y utilizo una fórmula suave", remachó.Las réplicas a Setién no vinieron sólo de la mano de Aznar. El ministro del Interior, Jaime Mayor, matizó que en España "no hay presos políticos, sino delincuentes". El vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, del mismo criterio, ironizó: "Está claro que en el terreno de la política no hay ninguna infalibilidad [eclesiástica]". Carlos Iturgaiz, líder de los populares vascos, concluyó aconsejando a Setién que "cuelgue la sotana y se integre en un partido" si quiere hacer política. A su vez, José Borrell, candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, recordó al obispo que "quien mata es un asesino, un terrorista, no un preso político". José Bono, presidente de Castilla-La Mancha, agregó: "Setién se ha convertido en piedra de escándalo". Y Julio Anguita, líder de IU, enfatizó que "los etarras son delincuentes comunes". Sólo Iñaki Anasagasti, del PNV, defendió el derecho de Setién a utilizar "el léxico que considere oportuno" en su correspondencia privada.

Tanto el nuncio del Papa, Lajos Kada, como la Conferencia Episcopal Española rehusaron pronunciarse sobre el calificativo empleado por el arzobispo.

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