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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Deportes, públicos y responsabilidades

El pasado 29 de noviembre corrí el maratón de San Sebastián, una experiencia inolvidable bajo un temporal de lluvia, viento e incluso granizo. Me impactó comprobar el vigor de una numerosa multitud de ciudadanos donostiarras aupando en volandas,con el entusiasmo de sus aplausos, a los atletas durante los 42 kilómetros del recorrido hasta llegar a ese impresionante estadio de Anoeta. Hoy pienso, envuelto en la irrealidad de una pesadilla, que igual mi mirada se cruzó con el rostro de Aitor Zabaleta entre ese público maravilloso de su mágica ciudad. En apenas poco más de una semana, Anoeta se ha teñido de luto. Me resisto a creer que es por la fatalidad, sino más bien por la premeditada ambigüedad de unos directivos de fútbol que ignoran, cuando no jalean, la intolerancia. Eso imprime una sustancial diferencia entre ese público animoso y noble de los otros deportes y un sector minoritario del público encendido hacia la violencia en el balompié. Lo deseable sucede en Donostia, pero también en el maratón popular de Madrid. Coincidiendo con el 50 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, se está produciendo un giro copernicano en la manera de entender la responsabilidad jurídica. Hoy se condena al propietario de una librería que incita a la violencia y se procesa a dictadores. Conocidísimos directivos que fanfarronean y se jactan con autosatisfacción de sus bravuconadas deberían estar temerosos de que acciones judiciales les salpiquen por sus actos y omisiones. Después de lo sucedido, la sociedad no puede desaprovechar la oportunidad de intentar un final a la violencia en el deporte. Anoeta, en su próxima prueba deportiva, será, con certeza, un clamoroso y sentido homenaje a Aitor y debería ser un punto de inflexión contra la violencia. Valores como la solidaridad, la integración y la convivencia han de acompañar la práctica deportiva y para acabar con la intolerancia no cabe ninguna laxitud.- José Luis Velasco Corderi. Barcelona.

¿Fútbol profesional?, no, gracias

El fútbol profesional, lejos de ser admirable, es despreciable por cinco razones. Porque con la cantidad de problemas que padece el mundo,al fútbol profesional se le presta más atención de la que merece. Por eso mismo es un fenómeno de masas social aborregador que no merece respeto alguno. Por las declaraciones hirientes hechas por un responsable de un club X contra el club Y y las respuestas de éste último club. Siguiendo con ésta, porque los medios de comunicación de ambas partes manipulan la situación. A través de estas dos circunstancias, encolerizan a ambas aficiones a un nivel descontrolado, llegando muchas veces a violencia de acción cuando los verdaderos responsables, salvo excepciones, usan violencia solamente verbal. Porque este fútbol profesional discrimina. ¿Cómo se explica el altísimo porcentaje de tiempo destinado a éste en comparación con otros deportes o con el fútbol amateur y/o femenino? Por el demasiado injusto y demasiado desigual reparto equitativo. ¿Cómo se puede admitir que el fútbol profesional maneje tanto dinero habiendo tanto paro, tanta precariedad laboral y tanta pobreza? Por la política. El llevar la ikurriña a sitios donde no la pueden ver y la bandera española al campo del Barça y sobre todo a Euskal Herria, cuando saben que no la podemos ver, constituye la misma provocación aunque sea con bandera distinta. Una vez analizadas todas estas razones encontramos una, la mayor: porque protege la violencia. De hecho, cojamos el quinto punto, el de la política, en el partido de vuelta de la Copa de la UEFA At. Madrid-Real Sociedad, un hincha (?) del At. Madrid le pegó un navajazo al seguidor de la Real Aitor Zabaleta Kortazar. Dígase lo que diga, esto no es una desgracia aislada. No estoy hablando de fútbol, sino de un asesinato salvaje. Desgracias de esta índole han sucedido con frecuencia en el fútbol. Este asesinato no tiene connotaciones futbolísticas, sino políticas. Porque el único delito de la víctima es haber sido vasco. ¿Cómo se explican las escasas medidas de seguridad? Si las hubiera habido y nadie hubiera manipulado sentimiento nacionalista alguno como patriótico,venga del vasquismo, como del españolismo, Aitor viviría.- Mikel Elso Insausti. San Sebastián.

Diríamos lo mismo

Nuevamente, ésta vez a raíz del asesinato del joven Aitor Zabaleta, Iñaki Anasagasti realiza el salto mortal de la demagogia peligrosa y tenebrista: se olvida de lo que realmente importa, la muerte de un ser humano a manos de una alimaña asesina, y se centra en lo que más le interesa, la rentabilidad política. Dice el político Anasagasti que qué hubieran dicho los otros si el crimen se hubiese cometido a las puertas del campo del Bilbao o de la Real Sociedad. Los otros (me imagino que se refería a los demócratas, pues españoles somos todos), hubieran dicho exactamente lo mismo, ya fuera en Bilbao, Santander, Sevilla o Toledo. Los otros, señor Anasagasti, son los mismos que gritan con lágrimas en los ojos y las manos pintadas de blanco: "Vascos sí, ETA no". Los otros, señor Anasagasti, posiblemente se diferencian de usted (y ahí sí le doy la razón) en dos rasgos fundamentales: en primer lugar, porque llaman asesino al que mató al joven Zabaleta, y no violento; y en segundo lugar, porque jamás formarían Gobierno, ni contarían en la sombra con sus votos manchados de sangre, con quienes en un Estado democrático como España no han tenido aún el mínimo racional de condenar ni uno solo de los asesinatos etarras.- Ángel Almodovar Castro. Huelva.

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