"Road-book"
-Aquí se reunían los de la Beat Generation. -La única generación que conozco es la Next Generation, la del anuncio de Pepsi. Señor, qué cruz. ¿A quién se le ocurre realizar el anhelado viaje por California y la zona oeste de los EE UU, el gran trayecto iniciático, la ruta por excelencia -junto a la de la Seda-, con una adolescente escéptica cuyos únicos referentes mitomaniacos son los que le proporciona la televisión de los noventa? Pues a Xavier Moret. No cuesta imaginarse al escritor con indumentaria a lo Gran Lebowsky, flores en el pelo, buen material de Hunter S. Thompson en el maletero y Dean Moriarty de copiloto al volante de un Thunderbird, rumbo a la libertad. Pero Moret eligió un viaje bien diferente: en familia, con su mujer, su hija de 15 años y una amiga de ésta. Y de ese viaje ha surgido América, América (Península y, en catalán, Empúries), un libro a la vez nostálgico y desmitificador, con momentos divertidos y entrañables. Un libro ruta jalonado de referencias culturales: literarias, cinematográficas, musicales. De Kerouac a los Beach Boys, de Dashiell Hammett a Bukowski, de Jim Morrison a John Huston, de James Dean a Sam Shepard. De Petula Clark a Wyatt Earp. El libro es el sexto del autor de El impostor sentimental y El último hippy, y el primero que escribe de no ficción. En la presentación del libro, el jueves en Altaïr, Marius Serra lo describió como "doble generación on the road". Dice el autor: "Bueno, en principio mi familia simplemente me acompañaba y yo iba a escribir una crónica periodística del viaje, pero al tercer encontronazo con María, mi hija, me di cuenta de lo interesante del asunto, de que, a través del contrapunto que ella ponía a mi mirada, yo evitaba caer en la nostalgia. Entonces, en vez del viaje de un baboso cuarentón, ha salido un relato con más agilidad, viveza y contraste". En fin, sólo así se explica que Moret haya aguantado que le comparen lo hippy con el románico... El trayecto: "Al principio pensé en viajar de costa a costa, pero eso significaba pasarse un mes en la carretera. Entonces centré el itinerario en California y el oeste, por los estados de Nevada, Utah y Arizona. Me documenté a fondo y me sumergí en ese caldo de referencias culturales, descubriendo en el camino muchas cosas nuevas. Tenía miedo a caer en la trivialización y el exceso, pero el libro, al fin, es un punto de vista personal, un viaje personal y no un ensayo sobre Estados Unidos". Un road book. "Sí, porque como en una road movie hay muchos moteles y canciones, y también libros, muchos libros". Es un libro que se tararea. "Es cierto, he puesto fragmentos de canciones y el lector se encuentra de repente entonándolas". Todo viaje cambia al viajero: "Yo lo consideraba un territorio conocido, pero al volver me he dado cuenta de que no lo conocía en absoluto. La realidad es muy diferente. Ninguna plasmación cinematográfica o literaria te reproduce, por ejemplo, el calor que hace en el Mojave. He descubierto cuánta razón tenía Henry Miller al decir que América hay que verla desde un coche. La Ruta 66 me impresionó especialmente, con sus pueblos fantasmas, neones rotos y cines decrépitos. Los moteles y los neones viejos: esa es la imagen que más me ha cautivado del viaje". Moret está muy satisfecho de publicar en una colección como la de viajes de Península: "Imagínate, junto a gente como Graham Greene, Steinbeck y Lawrence Durrell". Y Thesiger, y Norman Lewis... vaya compañía, Xavier. "Yo no puedo escribir como ellos, son viajeros únicos. Intento no competir, buscar fórmulas distintas, como el viaje de familia, todo lo contrario al viaje solitario, iniciático, con pruebas. Por otro lado, sería ridículo querer mostrar Estados Unidos como si fuera un territorio inexplorado". Es imposible resistirse a la tentación de reproducir un último diálogo intergeneracional de América, América: -Huele mal. -Es pachuli, una especie de perfume. -Si eso es perfume...
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