La estufa de Carlos I en el "batzoki"
Descubiertas en la fachada de un caserón de Bergara 53 cerámicas de una estufa dedicada a Carlos V
Las casas solariegas promueven vínculos en ocasiones impensables, que sólo los avatares de la Historia hacen posibles. Que el batzoki de Bergara ocupe la casa de Agirrebeña, construida en el siglo XVI por Juan de Marutegi, un estrecho colaborador del rey Carlos I de España y V de Alemania, no sería más que un accidente de la Historia, si no fuera porque el edificio está presidido por la ikurriña y por un conjunto de placas cerámicas renacentistas que ensalzan al rey sol del Sacro Imperio Romano-Germánico. Una suerte de pacto con la corona en el ámbito arquitectónico. La fachada lateral de la casa Agirrebeña, uno de los inmuebles solariegos que jalonan con arquitectura de los siglos XV y XVI el casco urbano de Bergara, está repujada con 53 placas de cerámica policromada que habían pasado desapercibidas para el vecindario por la suciedad que se ha ido acumulando en los últimos 450 años y por la pintura verde titanlux que alguien tuvo a bien utilizar en mala hora. Sin embargo, en 1992 llegó a la localidad el museólogo Xabier Aranburu, quien reparó en que "allí había algo". Con ocasión de unas obras de reparación en el edificio, pudo comprobar que se trataba de cerámicas vidriadas "de estilo renacentista y gran calidad artística, con inscripciones en latín". Reconcomido por la curiosidad, pidió asesoría al Museo de Alfarería y Vidriería de Vitoria y envió fotografías de las placas al congreso de la Asociación Española de Ceramología, donde contactó con el especialista Antonio Perla. Su diagnóstico inicial no dejó lugar a dudas; eran piezas del siglo XVI o imitaciones que podrían haber sido hechas en el XIX. "Decidimos que Perla hiciera un estudio a fondo, cuyas conclusiones son incontestables: se trata de 53 placas de una estufa que fueron fabricadas en la primera mitad del siglo XVI en Nuremberg o en alguna localidad de su entorno", explica Aranburu. Perla, que dirigió la restauración de los bienes muebles de La Cartuja de Sevilla en 1990-91, ha escrito un estudio de 250 páginas, con prólogo de Fernando Checa, director del museo del Prado y especialista en iconografía de Carlos V y Felipe II, que ya está en imprenta y en el que explica el origen y contenido de las placas. Sin estrenar Las 53 placas pertenecieron a una estufa que nunca se utilizó, ya que los reversos están intactos y no presentan señales de haber estado sometidos al fuego. Juan de Marutegi, delegado de Carlos I en la Cámara de Comptos de Pamplona y mecenas en algunas expediciones militares del emperador español, desmontó la estufa y colocó las placas en la fachada de la casa Agirrebeña como signo de distinción y favor real. La rica iconografía de las placas, de unas dimensiones medias de 20 por 30 centímetros, según sostiene Perla en el libro, "constituyen una alabanza a Carlos V y a su misión de enviado divino para guiar a los hombres en la tierra". El conjunto iconográfico está formado por losetas cerámicas que reproducen los siete astros y el Sol (Carlos V) y otras que reproducen a unas damas que representan a las vírgenes necias y a las prudentes como metáfora de las dos opciones que tiene el hombre ante la vida. "Esta alternativa se plasma en unas placas con las inscripciones Fons Philosophae y Porta Amatorium: el hombre que elija mujeres necias optará por la puerta de los amantes que conduce a la lujuria, mientras que quienes sigan a las prudentes vivirán en la fuente del conocimiento". Xabier Aranburu explica que "aunque el conjunto plantea este mensaje, el principal es que los hombres siempre están vigilados por el astro rey, que ha sido enviado a la Tierra para conducirles por el buen camino". Los dibujos de las placas son en algunos casos idénticos a grabados alemanes de la primera mitad del siglo XVI, según Aranburu, quien subraya que el valor artístico e histórico de este conjunto inserto en la fachada no tiene parangón en España. Algunas placas de estufas similares se conservan en diversos museos alemanes. En este sentido adeñanta que el libro Historias de una estufa. Las placas cerámicas del XVI en la casa Agirrebeña de Bergara se publicará en castellano con apéndices en euskera e inglés.
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