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CONGRESO

Los historiadores analizan los abusos que causaron la revolución de Alcoy

La cuarta y última jornada del coloquio internacional Classe Obrera i Anarquisme, que se desarrolló ayer en Cocentaina y Alcoy, sirvió para acercar la presión laboral y la situación generalizada de injusticia a la que estaban sometidos los trabajadores alcoyanos del siglo pasado. Según los historiadores que ayer guiaron el congreso, este panorama desembocó en la huelga general de trabajadores de 1873 y la revolución de El Petrolio, de la que se cumplen 125 años. El catedrático de Historia Social de la Universidad Jaume I José Antonio Piqueras y el profesor de Historia de la Universidad de Valencia Manuel Cerdà hicieron más comprensibles las causas y el marco de la sangrienta revuelta alcoyana, a cerca de medio centenar de estudiosos del movimiento obrero. Piqueras señaló que los trabajadores que mayoritariamente protagonizaron la revuelta eran libres, por su condición de tejedores dueños de los instrumentos, pero que dependían de los grandes fabricantes y que a su vez tenían que retribuir a asalariados auxiliares. "Eran explotados y estaban sometidos a unas condiciones de destajo en competencia con la industrialización, lo que les obligaba a explotar a sus asalariados", señaló. Esta situación, que generó un clima de protesta y reivindicación, se sumó a finales de 1871 al cada vez mayor movimiento asociacionista en el País Valenciano. Antes de entrar de lleno en el caso de Alcoy, Piqueras repasó la implantación de la I Internacional en el País Valenciano, que empezó por la ciudad de Valencia. En aquella época en Alcoy se dio un rápido crecimiento asociacionista, con un 10% de afiliación a la I Internacional, hasta convertirse en la segunda ciudad más importante de España, después de Barcelona. Injusticia generalizada Por su parte, Cerdá abundó en el coloquio en la situación de "injusticia generalizada" con que vivían los trabajadores. Este estado de pésimas condiciones de vida "con abundancia de trabajo e incluso de abusos sexuales a obreras y mujers de obreros por parte de algunos patrones", según desveló Cerdá, viene reflejada en manifestaciones de la cultura popular alcoyana. El cúmulo de abusos, que se articula con el ideario de la I Internacional puede verse en el sainete Tona i Tono, escrito en 1861, que narra las peripecias que ha de salvar un matrimonio de trabajadores alcoyano hundido en la miseria. Piqueras destacó el papel del entonces alcalde de Alcoy, el republicano Agustín Albors, que resultó ser el primero de los 16 muertos de la revuelta. "El ayuntamiento, muy implicado con los fabricantes, se negó a ejercer un papel mediador y se produce un conflicto. Albors es en ese momento un traidor de la conciencia depositada por parte de los trabajadores". El catedrático concluyó su charla con una referencia al asociacionismo empresarial que empezó a tener relevancia a partir de la Restauración. "La centralización ahora de las patronales les da más fuerza y hace que los conflictos laborales no se conviertan en cuestiones de orden público", dijo.

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