Un concejal de Alzira acusa a Blasco de pasar militantes del PSI al PP para hundir a Garés
El Partido Socialista Independiente (PSI) fundado por Francisco Blasco en Alzira a raíz de las desavenencias de su hermano Rafael con Joan Lerma, perdió ayer un concejal y 50 militantes. Rafael Ordaz, que se vinculó al partido en 1992, anunció su paso al grupo mixto y aseguró que el actual subsecretario de Presidencia, Rafael Blasco, propició el trasvase de 80 militantes del PSI al PP para dejar en minoría en la asamblea local de los populares a Alfredo Garés, candidato del PP en 1995 y actual militante de UV, que desempeña la alcaldía con apoyo del PSPV y UPV.
Ordaz fue secretario comarcal de la UGT y concejal socialista en el Ayuntamiento de Alzira desde 1979. Cuando nueve concejales socialistas se sumaron a los tres representantes de Unitat del Poble Valencià para desplazar de la alcaldía a Francisco Blasco en 1992, se incorporó al PSI de la mano del hermano del alcalde, según explicó en rueda de prensa. Francisco Blasco logró seis concejales en Alzira en 1995 y su lista fue la más votada, pero la alcaldía de la capital de La Ribera Alta fue a parar a manos de Alfredo Garés, cabeza de lista del PP, que recibió el apoyo de socialistas y nacionalistas. La dirección provincial del PP exigió a Garés que rompiera su acuerdo con el PSPV y UPV para propiciar un acuerdo con el PSI, pero el alcalde se encastilló en su posición y se negó a ceder la vara. Ordaz reveló ayer como Rafeal Blasco diseñó desde su despacho en la Consejería de Presidencia una operación para trasladar más de 80 militantes del PSI al PP para romper la mayoría que disfrutaban los valedores de Garés en la agrupación local del PP. El nuevo concejal del Grupo Mixto explicó cómo empujó personalmente a "20 o 25 personas" de su absoluta confianza a afiliarse al PP para quebrar el apoyo de Garés. Gracias al caudal de nuevas afiliaciones, la dirección del PP consiguió que los representantes del partido elegidos por la comarca para los congresos provincial y regional no estuvieran vinculados al sector crítico. En su día, el proceso electoral fue calificado como "irregular" por los seguidores de Garés, que alegaron que las nuevas afiliaciones no habían sido aprobadas por la gestora local ni habían sido abordadas por el consejo provincial. Unas protestas que dieron pie a la dimisión de José Clausi, como miembro de la organización provincial. Ordaz vaticinó que la descomposición de la organización del PP en Alzira será recompensada en la próxima legislatura. La alcaldía recaería en principio en la persona de Francisco Blasco quien, según Ordaz, "se marchará a mitad de la legislatura por la puerta grande" para que le sustituya en el cargo Elena Bastidas, que sería designada cabeza de lista de los populares. Ordaz aseguró que el PSI "tiene los días contados" porque se fusionará con el PP. Los conservadores acumularían así un caudal de 6.000 votos y esperan reternerlos en las elecciones previstas para el año 2003 "gracias a la abundancia de inversiones" que Ordaz augura para Alzira en el futuro procedentes de la Generalitat. Cuando Garés perdió el apoyo de la dirección del PP optó por negociar con UV. El alcalde logró el apoyo de otros tres concejales electos en las listas populares que le acompañaron en el paso a la disciplina de la formación regionalista y mantiene el cargo en coalición con los socialistas y nacionalistas. El PSI es un partido de índole claramente familiar. Entre sus fundadores se cuentan Francisco Blasco y sus dos hijos, Gisela y Fran. El teléfono y la dirección oficial de la formación política coinciden con el domicilio y teléfono particulares de Francisco Blasco, quien sigue ejerciendo como portavoz municipal del PSI desde su escisión con los socialistas locales. Ordaz aseguró que los estatutos del partido de Francisco Blasco no reflejan ninguna orientación política clara y permiten coaligarse "con cualquier partido legalmente constituido". El concejal que abandonó la disciplina socialista para sumarse al PSI en 1992 explicó que se sintió atraído en su día por la iniciativa de Rafael Blasco que pretendía aunar las diversas formaciones nacionalistas y regionalistas valencianas en torno a la denominada Convergencia Democrática Valenciana, una plataforma que finalmente fracasó.
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